Por Fabiola Lara García
Por Fabiola Lara García

El pasado 4 de septiembre, el gobierno federal presentó el proyecto del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México,  mismo  que se ubicará en la zona contigua del Vaso de Texcoco, en un área de 4 mil 430 hectáreas propiedad federal.

El nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, tiene asignados recursos para su construcción, se trata de 16 mil 219 millones de pesos que se ejercerán en el 2015, reveló el secretario de Hacienda, Luis Videgaray.

En su primera etapa, que concluirá en el 2020, el nuevo aeropuerto tendrá un costo estimado de 169 mil millones de pesos. De ese total, 58%, es decir, 98 mil millones de pesos son de origen público; en tanto que los 71 mil millones de pesos restantes (42%) son de origen privado…..

El gobierno de Enrique Peña Nieto decidió designar recursos inmediatamente y, de acuerdo con Videgaray, el aeropuerto “es una obra que llevará a cabo el gobierno federal con una mezcla de recursos obtenidos a partir del pago de derechos que recibe el aeropuerto y con una mezcla de recursos fiscales, recuperables por el aprovechamiento del inmueble actual, el Aeropuerto Internacional Benito Juárez”.

El funcionario aclaró que para completar las obras, se tendrá un plazo de ejecución entre cinco y seis años. En ese lapso, el presupuesto de egresos de la federación tendrá que mantener un ritmo de gasto importante, “gasto que podrá ser después recuperado”, aseguró.

Referido proyecto del aeropuerto, no es un tema novedoso ya que es transexenal, pues data de la época de Ernesto Zedillo,desde enero de 2000, al final del sexenio de Zedillo, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes  ya contaba con un estudio preliminar sobre la ampliación de la terminal aérea de la Ciudad de México, con un costo de más de 10 mil millones de dólares de esa época , no obstante el gobierno zedillista pospuso la obra por las implicaciones políticas que ésta tendría. Su sucesor, el panista Vicente Fox, lanzó una convocatoria en la cual se plantearon dos opciones: Tizayuca, en Hidalgo, y Texcoco, en el Estado de México. Ganó la segunda, pero nunca se concretó por los problemas derivados del conflicto con los comuneros de San Salvador Atenco

 

Este magno proyecto, que ya se estima que será  el más importante en infraestructura de todo el sexenio peñanietista, no obstante que a la conclusión del periodo de Peña Nieto, sólo estarán terminadas dos o tres pistas, sus promotores sostienen que se trata de un proyecto transexenal que se terminará en 50 años y será edificado en una superficie de 4 mil 600 de las 12 mil 500 hectáreas de reserva ecológica en los terrenos federales contiguos a las actuales terminales 1 y 2; pero sobre todo insisten en que se tratará de un “aeropuerto verde” y “de clase mundial, mismo que constará de una estructura prefabricada única que no necesitará andamios durante su construcción. Todo el aeropuerto estará bajo una cúpula continua de acero y cristal cuya temperatura se regulará de manera natural. Además, contara con un sistema pluvial que permitirá recoger el agua de la lluvia para utilizarla en las mismas instalaciones.

Si bien es cierto el actual Aeropuerto de la Ciudad de México ya no “daba el ancho”, empero no es óbice las posturas que afirman que este ambicioso proyecto es el botín para muchos de los miembros del grupo Atlacomulco, grupo al que pertenece Peña Nieto,

Para el líder de MORENA, Andrés Manuel López Obrador,  quien con su olfato tan preciso, siempre huele mal lo que no fue hecho por sus sagradas manos, afirma que este proyecto de aeropuerto, le “huele a corrupción”, asegurando que esta obra beneficiará a empresas afines a Enrique Peña Nieto, “algo parecido a lo que quería el expresidente Vicente Fox” en 2001, El político tabasqueño recordó que en el sexenio de Fox incluso se planteó cerrar el actual AICM para usar sus 800 hectáreas para construir “un nuevo Santa Fe”.

 

El excandidato presidencial pidió a Peña Nieto aclarar el porqué se eligió al municipio de Texcoco como sede del nuevo aeropuerto, en lugar de Tizayuca, Hidalgo, donde hay agua y menos saturación urbana.

 

Este nuevo aeropuerto promete ser el más sostenible del mundo, su diseño fue creado por los arquitectos Norman Foster (ganador del Premio Pritzker y el Príncipe de Asturias de las Artes) y el mexicano Fernando Romero, autor del Museo Soumaya, Plaza Carso, Plaza Mariana, el Acuario Inbursa, el Centro de Convenciones de Los Cabos, y quien esta casado con Soumaya Slim, hija de Carlos Slim, para los que estaban con el pendiente, de que pudieran andar mal las relaciones del gobierno federal con el Don Carlos Slim por aquello de la preponderancia y la Reforma de Telecom.

El nuevo aeropuerto de la Ciudad de México será para el Peje y sus secuaces el nuevo “perro del mal” y el origen de todos los males. Los panistas van que vuelan para el mismo rumbo, por una simple y llana razón: Peña Nieto está logrando lo que ellos no pudieron .

Así de simple.

Quizás, cuando esté listo, sirva para que el Peje aterrice de sus largos viajes conspiracionales en los que espía a la “mafia” del poder.

Comentarios: Fabiola@plandevuelo.mx

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