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Por Luis Rubén Maldonado Alvídrez
Por Luis Rubén Maldonado Alvídrez

No soy un experto en Leñero pero tengo mi particular historia y acercamiento con él. Creo que todos a quienes nos ha interesado el periodismo, el paso por Leñero era obligatorio.

 

Pero mi acercamiento con él, fue mucho antes, gracias al cine. Cuando todo mundo analizará su obra literaria, teatral y periodística, a mi Leñero me llegó por los ojos, por donde nace el amor…por el mismísimo cine.

 

“El Callejón de los Milagros” es una gran película. Jorge Fons logró un producto extraordinario que me fascinó. Me intrigó mucho conocer el libro que dio vida a esta cinta. Comencé a investigar y descubrí a Naguib Mahfuz, quien fuera el primer escritor en lengua árabe en ganar un premio Nóbel.

 

La novela del egipcio, me sorprendió, ni siquiera se sitúa en México: Todo sucede en El Cairo de los años 40, con una estructura muy simple que de haberse llevado al cine así, quizás hubiera resultado muy aburrida.

 

Entonces di en el clavo. ¿Quién había hecho la adaptación de la novela que de un callejón en El Cairo lo convirtió en una vecindad del Centro Histórico de la Ciudad de México en los años 90? ¿A quién se le había ocurrido transformar la estructura de la historia?

 

Pues a Vicente Leñero.

 

Y me intrigó conocer a la mente que transformó la novela de un premio Nobel en un éxito cinematográfico mundial que se llevó el Goya de Mejor Película Iberoamericana y la Mención de Honor del Festival de Berlín por su narrativa.

 

No podía creer que un ingeniero civil, tuviera esa sensibilidad y creatividad.

Comencé a seguir sus textos en Proceso, siempre crítico.

 

La política y las letras, las combinaba bien en la legendaria revista. Pero mi sorpresa fue mayor cuando mezcló con maestría las letras para construir una historia política en el cine, la más exitosa: La Ley de Herodes.

 

En la víspera de la salida del PRI de Los Pinos, Luis Estrada y el equipo de guionistas de La Ley de Herodes que comandaba Vicente Leñero, sufrieron el intento de censura de la misma por el régimen zedillista que me menguaba.

 

El filme resultó ser un exitazo de taquilla y hoy en día es valorada como una de las grandes películas del cine político mexicano, producto de la genialidad de Luis Estrada, Jaime Sampietro, Fernando León y Vicente Leñero.

 

Tanta genialidad reunida ha logrado que la cinta sea disfrutada, hoy en día, hasta por los priístas.

 

Leñero incursionó en un proyecto fílmico polémico y le gustó. Quizás por eso hizo mancuerna con Carlos Carrera para adaptar la novela clásica de José Eça de Queiroz, “El Crimen del Padre Amaro”, que le caía como anillo al dedo. Todo mundo sabía que Leñero era un católico crítico. Así que adaptar la novela de José Eça de Queiroz no fue difícil.

 

Leñero se convirtió en el rey de las adaptaciones. El hombre fuerte del guión en México.

 

Como escritor realizó 18 guiones de largometraje, siendo el primero, el más difícil: adaptar una obra de teatro propia a la gran pantalla: “Pueblo Rechazado” que a los cines llegó como “El Monasterio de los Buitres” y siguió experimentado consigo mismo al adaptar “Los Albañiles”, primer cinta que hizo con Jorge Fons, misma que ganó el Oso de Plata en Berlín 1977.

 

También trabajó con el jimenense ilustre, Roberto Gavaldón. Francisco del Villar y Leñero coescribieron “Cuando Tejen las Arañas”, lo que marcó el debut en un papel protagónico para Alma Muriel y fue la última cinta del director de “Macario”.

 

Después de escribir una historia original para el cine, Leñero decidió aventurarse a adaptar a otro autor. Y se decidió por un grande: Luis Spota, lo que valió la primera nominación al Ariel. “Lo de antes” llegó al cine como “Cadena Perpetua”, un melodrama social sobre un delincuente que busca rehabilitarse y consigue trabajo en un banco. Es considerado por los críticos uno de los mejores trabajos de cine negro en México y dirigida nada menos y nada más que por Arturo Ripstein.

 

Gracias al éxito obtenido, Leñero decide emprender una empresa mayor: adaptar a José Emilio Pacheco. Y no cualquier novela: “Las Batallas en el Desierto” y logró gran éxito y reconocimiento que le llevaron a ganar su primer Ariel de la mano del director Alberto Isaac.

 

Pero su guión más famoso es el de “La Habitación Azul”. Una película que se volvió de culto, gracias al mismo Leñero. Ese año don Vicente competía contra sí mismo el Ariel a mejor guión adaptado con “El Crimen del Padre Amaro”.

 

Sólo Leñero podía competir contra sí mismo.

 

Me fascina su faceta en el cine, que para mi es fundamental en un México que busca las historias fáciles y huecas; fáciles de transformar. Para Leñero cada guión original o adaptado, era un reto que siempre salía con resultados extraordinarios.

 

Vicente Leñero, el hombre fuerte del guión cinematográfico, no se volvió inmortal. Ya lo era y su paso por el cine lo confirma. Transformó pecados en milagros, crítica en risa. Por eso es el milagroso pecador del cine mexicano.

 

“Yo nunca fui un buen reportero, pero si extrañaba tener la oportunidad de ver el campeonato de fútbol con la mirada de un reportero. Eso sí extraño, el trabajo vivo del periodismo, que me enseñó a observar, a ver, a abrirme a la realidad…”

 

Descanse en paz, un grande.

 

ULTIMALETRA

Mi reconocimiento y felicitación al Doctor Javier Contreras por la presentación de sus libros en la FIL Guadalajara 2014. Con talento y tesón, sigue avanzando en la difícil tarea de construir un país de lectores. ¡Felicidades, Doctor!

luisruben@plandevuelo.mx

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