.:ULTIMALETRA ES IMAGEN:.
Cómo nos falta en materia de debate político en México. Es un ejercicio que mucho aporta a la cultura democrática y al cual, los políticos en México, le apuestan muy poco; a diferencia de España o los Estados Unidos donde la cultura del debate político es muy avanzada, pero, sobre todo, arraigada en la población. En aquellos lugares, los debates sí captan la atención del público en general, es decir logran buena audiencia.
En México estamos en pañales en el rubro. Mientras que en Estados Unidos el primer debate televisado se dio en 1960 entre Kennedy y Nixon. En contraste, en nuestro país, el primer debate transmitido por TV, se dio en 1994 entre Ernesto Zedillo, el Jefe Diego y Cuauhtémoc Cárdenas.
34 años de experiencia nos separan.
En el caso español, la historia de los mismos, es casi igual de breve que la nuestra. El primero se dio en 1993 y luego vino una pausa de 15 años que los revivió de manera espectacular en 2008 en las elecciones presidenciales entre Mariano Rajoy y José Luis Rodríguez Zapatero, con un formato libre, suelto y cara a cara los aspirantes punteros.
Los españoles con tres debates en más de dos décadas nos han superado por mucho: en formato, contenido, producción, audiencia.
Aquí, los políticos optan por un formato rígido, que no permita libertad; esa palabra que detestan tanto, porque no confían en sus capacidades o son muy sensibles y nos les gusta que los contradigan, contrasten ideas o ataquen.
Nuestros políticos se quieren parar a predicar sus buenas nuevas, sin réplicas, ni respuestas.
Por eso, se agradece el esfuerzo que hicieron El Heraldo de Chihuahua, Sistema Radio Lobo, Televisa Chihuahua, Tiempo.com.mx y Antena TV por organizar un debate con un formato más libre, donde se ajustaron a las necesidades de los participantes, resultando un ejercicio interesante, a pesar de la inusitada cantidad de candidatos. Siendo esto quizá una limitante para poder hacerlo más atractivo.
Deben nuestros políticos perderle el miedo a debatir con libertad. Eso es el primer paso para evolucionar en nuestro modelo de comunicación política, tan mutilado por la absurda legislación. También deben de entender que la comunicación política es mucho más que producir buenos anuncios de radio y televisión.
Durante el debate de candidatos por el sexto distrito, que se llevó a cabo en las instalaciones de El Heraldo de Chihuahua, tuvimos contenido interesante, a candidatos que empezaron de menos a más; otros que se fueron disminuyendo y a quienes aprovecharon al máximo el foro.
También estuvo la guerra de porras en las afueras: Los panistas haciendo gala de inflables con la cara de Juan Blanco; los priístas y su ejército de chavos; la ola naranja de Alan Falomir encabezados por la mascota de su campaña, el famoso cabrito que busca nombre.
Brilló por su ausencia en este debate el Instituto Nacional Electoral, que en Chihuahua encabeza Alejandro “el tibio” Scherman Leaño.
Efectivamente, el debate lo organizaron medios de comunicación, pero en otros años el entonces IFE hubiera metido su nariz para que el ejercicio contará con respaldo institucional y cuidar detalles finos, que son los que el árbitro debe atender.
Scherman está de vacaciones en Chihuahua. Bajo la consigna de “dejar ser, dejar pasar”, el mandamás del INE local, simplemente no hace su trabajo que es hacer que las reglas se cumplan. Pero prefiere la cómoda holgazanería y que el caos marque la pauta en el proceso electoral federal en nuestro estado.
El debate es prueba de ello. Ni se inmutó por hacer mínima presencia, por colaborar.
Las sesiones con los consejeros “ciudadanos” son prueba del desorden que él permite por no hacer su trabajo. Parece que su carrera al interior del instituto no le ha servido para nada, pues no tiene interés en hacer cumplir las reglas porque quizás no las conoce y menos las entiende.
Todas las sesiones son una vergüenza. Ciertos consejeros que se dicen ciudadanos y que tienen probada militancia en partidos de izquierda, buscan desestabilizar el proceso electoral con chiplerías, asuntos cosméticos y microscópicos, además de los insultos obligados, que benefician a los partidos que llevan en su corazón y no a la ciudadanía que dicen representar.
Si las campañas han brillado por su ausencia, dadas las nuevas reglas, la gran pregunta es, ¿y dónde está el INE?
ULTIMALETRA
Chihuahua demostró que tiene una gran afición taurina en pasados días, cuando seis mil personas llenaban de vida la Plaza de Toros “La Esperanza” contra 60 personas que quisieron impedir que gozáramos de la más bella fiesta.
Artículo brillantemente escrito. Muy buen enfoque.