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Argentina ausente; Francia presente

Por Luis Rubén Maldonado Alvídrez

No fue del todo desconocido para la afición futbolera ver una final a tan temprana hora; hacerlo en diciembre y muy cerca de la navidad fue el ingrediente novedoso para el mundial de Qatar que terminó el domingo pasado con una victoria del equipo argentino, el cual destruyó el sueño francés de ser bicampeones.

Más allá de la gran estrella de la gran final, el argentino Lionel Messi, hay aspectos más allá de los deportivos, del juego final entre los galos y los albicelestes, que deben de analizarse desde el ángulo de la comunicación política.

Los presidentes de las naciones finalistas, Emmanuel Macron y Alberto Fernández fueron protagonistas de una final, en la que el mandatario argentino estuvo ausente de la cancha del estadio Lusail, mientras que el francés si estuvo e incluso en compañía de algunos ilustres deportistas como Alain Giresse, el ex campeón de boxeo Brahim Asloum y algunos de los futbolistas franceses, a quienes las lesiones, los dejaron fuera de la copa del mundo como Pogba y Kanté, ambos levantaron la copa en Rusia 2018 y Nkunku, que dejó al equipo antes de que iniciara la fase de grupos. Este fue el segundo vuelo de Macron a Qatar; estuvo presente en la semi final.

La oposición al gobierno de Macron lanzó feroces críticas contra el mandatario galo, previo a sus viajes para apoyar a la selección de su país, lo que generó fuertes debates sobre la conveniencia de hacer esos viajes hasta la capital qatarí.

¿Qué tiene de malo que un presidente quiera apoyar al equipo nacional?

Pues, en el contexto europolítico actual, mucho. Ya que Qatar está implicado en un muy difundido escándalo de corrupción que apunta a la diputada del Parlamento Europeo por Gracia, Eva Kaili; quien ya fue detenida por las autoridades y destituida de su cargo de vicepresidenta del Parlamento Europeo, esto por presuntamente recibir pagos del gobierno qatarí para para defender sus intereses.

La oposición francesa y una importante parte de la población no sentían que fuese adecuado para Macron acudir a Qatar en medio de ese escándalo. Fue cuestionado muy duro por medios de comunicación europeos (previo a la final) en la capital belga y defendió su postura: “Hace cuatro años estuve con la selección en Rusia y estaré con ellos en Qatar. Amamos nuestra selección, estamos orgullosos y queremos que gane”.

El escándalo en Francia fue mayúsculo e incluso se llamó a un boicot contra las televisoras que transmitieran los juegos. Se hacía un llamado a no ver los juegos de semi final y la gran final. Dicha convocatoria de la oposición francesa fue aplastada, no por el presidente galo sino por los altos números de audiencias: el fútbol borra todo rastro de política y los millones de aficionados franceses, tuvieron sus ojos pegados a las pantalls con la esperanza de que su equipo refrendara el campeonato obtenido en Rusia 2018.

Hubo muchos debates, la gente decía ‘no lo vamos a seguir, vamos a boicotear la televisión’. Las cifras están ahí», apuntó en referencia a las grandes audiencias televisivas a pesar de los llamados a boicotear el Mundial de Qatar.

Reportes de medios europeos y argentinos destacan que, previo a la gran final de Qatar 2022, el mandatario francés estuvo haciendo labor de convencimiento para tener más respaldo en su decisión de viajar a presenciar el último juego de Qatar 2022. De esos esfuerzos destaca la conversación que sostuvo con el presidente argentino Alberto Fernández.

El pasado 15 de diciembre, Gabriela Cerruti, vocera de la presidencia argentina, revelaba que: «el presidente Alberto Fernández tiene una buena relación con el presidente Macron, han intercambiado chats en instancias previas, pero no hay ninguna decisión tomada (sobre el viaje a la final)”.

Horas más tarde, Fernández dio a conocer su decisión: no viajaría a Qatar para presenciar la final del mundial entre Argentina y Francia y designó como representante oficial al embajador de Argentina en Qatar, Guillermo Nicolás.

Fernández miró por televisión todos los juegos de la selección argentina, la final no iba a ser la excepción. La razón más grande para no estar presente en tan importante acontecimiento de la historia futbolística fue la crisis económica que vive Argentina.

Hay un mandato a todas y todos los funcionarios del gobierno que solicita no viajar al extranjero.

El presidente argentino estaba en una encrucijada: Si viajaba y Argentina perdía, las burlas caerían en cascada y minaría la percepción de su gobierno. Si viajaba y Argentina levantaba la copa (como al final pasó), la sociedad argentina (que está altamente polarizada) lo iba a acusar de querer lucrar el triunfo y de no predicar con el ejemplo. Viajar a la final dejó de ser una prioridad y forzado por la circunstancia económica, decidió ver el partido, como millones de argentinos, en la pantalla de la televisión.

Tanto para Macron como para Fernández, acudir a la final, los llevó a un desgaste previo que terminó en la decisión del francés de acudir, pues tiene mucho mayor capital político a su disposición y mejores condiciones económicas que Argentina. Sin embargo, analizaré en entrega posterior, si Macron obtuvo réditos políticos o no, tras ser una de las estrellas de la final, junto con el presidente de la FIFA, Gianni Infantino.

De igual forma, haré con la postura del argentino Alberto Fernández. ¿Sirvió para sus objetivos políticos el haberse quedado a gritar frente al televisor?

SHOT DE ESPRESSO COMPOL

La idea de que el fútbol, como el deporte más popular del planeta, blinda a los políticos, ha quedado en el pasado. Tras el escándalo de la FIFA en relación a los sobornos para la elección de las sedes de las copas del mundo (Rusia y Qatar), la mancha ensucia al deporte que más apasiona al mundo entero y ya no sirve de escudo para los políticos como antes.

Luis Rubén Maldonado Alvídrez es consultor en comunicación e imagen política.
Ganador del Napolitan Victory Award 2021.
luisruben@plandevuelo.mx Twitter: @fruslero

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