.:ULTIMALETRA ES IMAGEN:.
En columnas anteriores me he referido a que vivimos en los tiempos de la memecracia. Hoy en día el poder de una imagen chusca es incalculable, esto en proporción a la creatividad de la misma, que es el factor definitorio para que se vuelva viral y de la vuelta al mundo de las redes sociales: Facebook, Whatsapp, Twitter, Instagram, Snapchat.
Algunos estudiosos del periodismo y la comunicación, afirman que el “meme” es la evolución del cartón de los periódicos impresos dedicado a la crítica o a la sátira.
Un buen amigo periodista, habilidoso en esto de los “memes”, ha creado la honrífica Comisión Estatal de Memes con el afán de seleccionar y categorizar los mejores para su posterior su uso en redes sociales, sin dejar de lado la creación de los mismos.
Así como el “meme” nació para situaciones cotidianas llevadas al extremo humorístico, su incursión en la política era natural.
Me he puesto a pensar cómo sería la vida de los emperadores romanos si vivieran en estos tiempos acelerdados de la memecracia. ¿Soportarían la dictadura de los memes?
En particular, el caso de Calígula, llama mi atención.
El historiador Suetonio en su obra “Los 12 Césares”, dice de Calígula lo siguiente:
“Su rostro era naturalmente horrible y repugnante, pero él procuraba hacerle aún más espantoso, estudiando delante de un espejo los gestos con que podría provocar más terror. Le excitaba especialmente el insomnio, porque nunca conseguía dormir más de tres horas y ni siquiera éstas con tranquilidad, pues lo turbaban extraños sueños. En sus despilfarros superó la extravagancia de los más pródigos. Ideó una nueva especie de baños, de manjares extraordinarios y de banquetes monstruosos; se lavaba con esencias unas veces calientes y otras frías, tragaba perlas de crecido precio disueltas en vinagre; hacía servir a sus convidados panes y manjares condimentados con oro…”
Un hombre excesivo hasta el extremo. Los excesos marcaban su personalidad y estilo de gobierno. Poder al exceso para infundir miedo; miedo en exceso para obtener sumisión excesiva; sumisión excesiva, de lo contrario una muerte excesivamente cruel. Pasiones que combatían entre sí al extremo y su resultado siempre era inesperado.
¿Se imaginan a un gobernante así en estos tiempos donde pocas cosas son privadas?
Desgraciadamente en pleno siglo XXI estos excesos no son cosa del pasado.
Tenemos una casta divina en todos los poderes de la Unión, en todos los niveles de gobierno, en todas las dependencias públicas y también en la iniciativa privada donde los excesos son la constante.
Excesos al estilo Calígula (cuyo desenfrenado comportamiento sexual se volvió leyenda) son una constante en la clase política mexicana: desde los ministros de la suprema corte, funcionarios del INE, senadores, diputados, regidores, alcaldes e incluso gobernadores y exgobernadores.
¿Cuántos políticos no conoce usted que han cambiado sus hábitos radicalmente una vez que tienen el poder en sus manos?
De fumar cigarrillos sin filtro pasaron a fumar solamente habanos de los más caros. O en la mortalidad de su ser, antes de ser tocado por la divinidad del poder, sólo bebían cerveza o bacacho y en cuestión de días, se convirtieron en adictos a la champaña, o a los más exclusivos whiskeys o vinos importados.
De esos hay en todos los partidos, incluido MORENA.
Para esos excesos, los memes son un arma de denuncia, de mofa, de rechazo y descrédito social, ante la insensatez de nuestros políticos, amantes de los excesos.
Hay panistas en el centro del país que mandan importar un agua filtrada por volcanes en el otro lado del mundo porque resulta que es lo único que pueden beber estos delicados funcionarios.
Nuestra clase política es cliente regular de los memes y cada vez aparecen más “Lords” y “Ladies” que se vuelven famosos por sus excesos y prepotencia.
Ahí está el caso de Ramón Galindo y el escándalo en los puentes internacionales de Ciudad Juárez, mismo que se viralizó como #LordMamón.
Qué decir de reyes y gobernantes que hacen de la vida secreta de sus mascotas, una política pública. Sean gatos, perros, conejos, caballos o hurones.
Es banalidad que vende en redes sociales y que muchos millennials aplauden como focas, sin conocer que tiranos como Calígula, además del culto a su personalidad, imponía el culto a su caballo de nombre Iniciatus, al que según el historiador Suetonio: “Quería tanto que la víspera de las carreras del circo mandaba soldados a imponer silencio en la vecindad, para que nadie turbase el descanso de aquel animal. Hizo construirle una caballeriza de mármol, un pesebre de marfil, mantas de púrpura y collares de perlas…”
Hay que conocer la historia para que la vida secreta de las mascotas de los gobernantes, no se vuelva la principal atracción de un gobierno y permanezca secreta en una casa, rancho o granja.
ULTIMALETRA
En pleno siglo XXI y con tanto embate al periodismo, es necesario recordar a un clásico, Abraham Lincoln: “Los que niegan la libertad a los demás no se la merecen ellos mismos”.