En Plan de Vuelo
A 100 años de la promulgación de nuestra Política de los Estados Unidos Mexicanos y de las más de 600 reformas que a lo largo de este siglo ha sufrido, resulta más que evidente que nuestra Constitución no es la misma de hace 100 años.
Por citar algunos ejemplos, la Constitución de 1917 en su artículo tercero, solo preceptuaba la obligatoriedad para la educación primaria, y no así para los demás escaños, así mismo no reconocía la propiedad ejidal como tal, hablaba si bien es cierto, del reparto agrario. Por otra parte otros derechos que el texto original del 17 no contemplaba y que actualmente se establecen lo son respecto a los derechos de los pueblos indígenas (artículo 2), igualdad entre el hombre y la mujer ( artículo 4) y el derecho al acceso a la información pública ( artículo 6).
Es importante mencionar que también en el texto original de nuestra Carta Magna, no se contemplaba la existencia de los tan aborrecidos PLURIS, no fue sino hasta la Reforma Política de diciembre de 1977 para el caso de los diputados y en agosto de 1996 para el caso de los senadores cuando aparecen en el escenario jurídico de nuestro país.
En octubre del año inmediato pasado, el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM efectuó encuesta de cultura constitucional la cual nos revela que el 91 % de los mexicanos declara conocer poco o nada nuestro centenario texto, el 84 5 considera que nuestra carta magna se cumple poco o nada. ¿Ante estas nada alentadoras cifras, valido seria iniciar una excelsa y nutrida campaña de difusión de las bondades que nos acarrea todos y cada uno de los artículos integrados en nuestra Constitución.
Así pues a cien años de la promulgación de nuestra Carta Magna, esta celebración debe centrar sus esfuerzos en la adecuada difusión tanto de sus virtudes como de los mecanismos que ella nos brinda para efectivizar y lograr el cabal respeto de los derechos que en ella se contemplan. Lo anterior en un ánimo de fortalecimiento a nuestro tan lacerado estado de derecho y las instituciones que tanta sangre han costado a nuestro país.
En estas fechas donde parece que se festeja con mayor ahínco las revueltas, los conflictos, los bloqueos de vías, los saqueos a establecimientos, es en este país donde quien hurtó un refrigerador (como parte de su plan de protesta contra el gasolinazo) es considerado prácticamente un héroe y vemos con beneplácito o peor aun con nefasta indiferencia y con nulo asombro que poco a poco en vez de que las instituciones ganen puntos en credibilidad y confianza por la ciudadanía, resulta ser todo lo contrario, cuando no nos indigna que “roben poquito, como Layín”, que encuere mujeres en parrandas, cuando permitimos que un barbajan llegue a ser candidato independiente a la gubernatura y hasta nos produce hilaridad su nauseabundo descaro de confesar que “ robo poquito, ya que no había más que robar”, aquel quien veja y se mofa de una fémina levantándole su vestido y mostrando además de la ropa interior de la mujer, devela a la par la asquerosa doble moral que maneja nuestro México, ya que hasta la fecha este sujeto Hilario Ramírez “ Layin” es aplaudido por su “ honestidad” y su “espontaneidad” y donde se encuentran los grupos de defensa pro mujer ante los vituperios que ha efectuado este personaje?
Celebremos pues estos 100 años de nuestra Carta Magna, y en la medida de lo posible recordemos que el Estado de Derecho lo integramos todos, que no solo es responsabilidad de los gobiernos el benévolo destino de nuestro país, también en nosotros esta la responsabilidad de colaborar para que esos derechos, instituciones y mecanismos plasmados en la Constitución dejen de ser solo buenos deseos y se conviertan en una realidad.
ESCALAS
- No hay mejor carta de presentación que la congruencia, virtud en peligro de extinción.
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