Plan de Vuelo MX

.:ULTIMALETRA ES IMAGEN:.

 

 

Ricardo Anaya se emborrachó muy pronto. El joven político queretano quien la legislatura federal pasada robará la atención por su habilidad y capacidad política, hoy ha demostrado que el poder enloquece.

 

Anaya fue el niño de oro panista de la LXII legislatura federal, de joven diputado federal pasó a ocupar la presidencia de la Cámara de Diputados y de ahí cautivó al mundo político nacional por conjuntar oportunidad, oficio y capacidad política, además del impulso de Gustavo Madero Muñoz, entonces líder nacional del panismo.

 

Madero lo alimentó para que fuera su sucesor en la dirigencia nacional panista, que estaba en la cruda de la derrota de Josefina Vázquez Mota, totalmente atribuible al grupo de Felipe Calderón Hinojosa. El chihuahuense lo logró y en cuanto Anaya ocupó la silla que alguna vez Luis H. Álvarez, le dio tremenda desconocida a su principal promotor.

 

Desde ahí, comenzó a escuchar el canto de las sirenas y fue perdiendo el rumbo. No tenía ni seis meses como presidente nacional del PAN, cuando ya se sentía con tamaños para pelear la candidatura de su partido a la presidencia de la república. Eso orilló al grupo calderonista a equilibrar la cancha panista y destaparon a la ex primera dama, Margarita Zavala como aspirante a la candidatura a la presidencia.

 

Ha pasado el tiempo y Anaya se debilita cada vez más. Quizás por su juventud, no conoce el caso de Roberto Madrazo, quien esn 2002 se convirtió en líder nacional del PRI, con el afán de convertirse en candidato presidencial, dando como resultado la peor derrota en la historia del PRI: se fue hasta el tercer lugar de las preferencias electorales.

 

Anaya quiere (al igual que Madrazo) agandallarse la candidatura presidencial desde adentro del Comité Ejecutivo Nacional del PAN. Esto ha ha polarizado mucho al partido blanquiazul entre dos opciones fuertes: Margarita Zavala de Calderón y el mismo Anaya.

 

Es una guerra sin cuartel al interior del PAN.

 

Aquí juega un papel fundamental la palabra guerra.

 

Anaya Cortés estuvo (por desgracia) en Chihuahua hace unos días, donde dejó salir a algún antepasado militar, que lo obligó a decir que,  “el PAN se encuentra en franco estado de guerra contra el gobierno federal y el PRI.”

 

Sin duda, una declaración desesperada muy influenciada por el gobernador de Chihuahua Javier Corral, quien tiene toda su carrera política en guerra con todo mundo. Por eso, los aplausos rabiosos de Corral de apoyo a Anaya no sorprenden a nadie.

 

El dirigente panista adoptó el discurso de confrontación que les dio muchos réditos en Chihuahua, Durango, Veracruz y Aguascalientes en el proceso electoral 2016. Esta es la segunda guerra que declara Anaya en su papel como dirigente del partido de oposición más importante de México.

 

Del otro lado del campo de batalla panista, está Margarita Zavala, quien no ha declarado la guerra de viva voz, trabaja todos los días en la estrategia de defensa ante los misiles de Anaya y sus gobernadores que alimentan su aspiración presidencial. Sin embargo, está en guerra y aunque no sepa mucho de los menesteres bélicos, tiene súper asesor en la materia: su marido, Felipe Calderón.

 

El expresidente declaró la guerra también, siendo pionero en la materia en México. Siendo presidente se la declaró al narcotráfico y fracasó rotundamente, en una especie de Vietnam mexicano.

 

La guerra que unía a los panistas en antaño, hoy los divide.

 

Desde 2006, Calderón y sus secuaces se quejaban del discurso de odio y división de Andrés Manuel López Obrador, que ellos replicaban desde su posición ideológica en aquella campaña; el resultado fue una terrible división y un enorme encono social.

 

Rumbo al 2018, vemos que el discurso del PAN ha involucionado totalmente. Conforme se acerca el tiempo de definir candidaturas y el arranque del proceso electoral federal, el discurso de Anaya es idéntico al de su enemigo, Andrés Manuel López Obrador.

 

Y si los compara, entre ambos sólo hay dos diferencias: la edad y la cantidad de cabello.

 

ULTIMALETRA

Agradezco la lectura de Don Antonio García, quien nutre con su opinión y comentarios este espacio editorial. Así como aprovecho para felicitar al Dr. Javier Contreras por su cumpleaños.

luisruben@plandevuelo.mx