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Ya comenzaron las campañas a diversos puestos de elección popular del proceso electoral federal y es esa época del año donde los candidatos (para muchos) se vuelven esos seres mágicos que pueden resolver todos los problemas del mundo con sólo pronunciar una promesa o un hechizo de Harry Potter.
Uno de los grandes males de las campañas políticas, por increíble que parezca, es el equipo de campaña que rodea permanentemente a la candidata o candidato. En vez de orientarlo hacia la victoria, lo encaminan hacia la derrota. Nunca faltan los amigos y compadres que son invitados a formar parte del equipo de campaña y que, sin experiencia previa en campañas, cuestionan cada decisión que se analiza tomar, como si fueran expertos y, por esa cercanía afectiva con el candidato o candidata, hace dudar a algunos, incluido quien debe buscar el voto en calles. Y súmele que son los prmeros en volverse altaneros y ya se sienten que la elección está ganada y que tienen un puesto seguro al lado de su amigo ganador.
También, en los equipos de campaña, siempre pero siempre, hay muchos generales y muy pero muy poca tropa. Es decir, todos buscan involucrarse en diferentes áreas de la campaña (especialemente si tiene altas posibilidades de triunfo) pero no para trabajar en campo. ¿Cómo cree? La gran mayoría busca que le den un nombramiento de jefe para sólo dedicarse a mandar y no andar en las calles bajo el inclemente sol. Son una especie de “casta divina” de cartón que existe en todas las campañas sin importar el partido.
Derivado de estas ínfulas de grandeza de mucha gente en las campañas, cuando se les asigna una tarea específica relativamente sencilla, deciden no hacerla sino simular que la hicieron para quedar bien, generando el autoengaño que se revela una vez que llega la derrota.
Y lo más importante: es muy común que el equipo de campaña, al ver las encuestas, le diga al candidato o candidata, “ya está ganado. Te puedes ir de vacaciones y regresar el día de la elección a votar solamente y venir descansado para disfrutar del festejo”. No hay cosa más falsa. Ninguna campaña está ganada desde el inicio.
No se debe uno distraer por ese canto de las sirenas: una campaña es como el beisbol: no termina hasta que no caiga el último out.
Así que, si usted es candidato a algún puesto de elección popular, tome en cuenta estas recomendaciones que, usualmente se ignoran en campaña, especialmente cuando no se tiene experiencia en las mismas.
ULTIMALETRA
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