.:ULTIMALETRA ES IMAGEN:.
Esta semana que concluyó, al interior del priísmo chihuahuense, se pudieron escuchar algunos tambores de guerra. Algunos belicosos tricolores dispararon muy temprano en la semana para tratar con sus misiles, de derrumbar la trinchera priista que defiende Omar Bazán.
Con ese fuego amigo que se pudo ver durante estos días, creo pertinente reflexionar sobre la situación general del PRI, que dejó de ser gobierno en Chihuahua en 2016 y que dejará el gobierno de la república en diciembre de este 2018. A nivel local, el PRI, quedó reducido a migajas de lo que solía ser: perdió diputados en el congreso del estado, de 8 diputados federales electos en 2015, se quedó con ninguno, sin senadores y sin gobernar ni Juárez ni la capital.
En la pasada elección, el otrora partido invencible, demostró en Chihuahua una gran capacidad para autodestruirse y los priistas en la lona, en vez de buscar como levantarse, buscan culpables.
¿Es lo correcto?
Creo que no. Porque los responsables de la debacle priista, son todos los priistas sin excepción.
¿Por qué?
Por la sencilla razón de que los priistas se olvidaron de lo básico: hacer política.
Así como lo lee. Quienes dominaron la política de manera absoluta en México, los que inventaron reglas y normas del actual sistema político y lo administraron, se olvidaron de realizar la única actividad que los mantendría unidos y con posibilidades de alzarse con victorias.
Esto también tiene que ver con la escasa o nula formación política de los cuadros priistas. Mientras en partidos como MORENA o el PAN, los jóvenes buscan hacer carrera trabajando, capacitándose en doctrina partidaria o profesionalizándose en materia política, los jóvenes priistas (de unos años para acá) en vez de ponerse a trabajar y abrir brecha, exigían dirigencias de los múltiples membretes que componen al partido color bandera.
Sin hacer política y sin hacer trabajo político, cualquier partido está destinado al fracaso.
¿Qué debe de hacer el priismo de Chihuahua en este momento?
Sin duda, es un tiempo perfecto, para dar rienda a las pasiones y a la catarsis. Pero no es lo más adecuado, si nos remitimos a una las mentes más brillantes que ha dirigido al priismo: Jesús Reyes Heroles.
“Analizar las campañas de nuestros candidatos, para enriquecer a nuestro partido con sus experiencias y para remediar a tiempo sus problemas, debemos referirnos al papel que la oposición desempeña en los actuales momentos y examinar tendencias, incipientes algunas, embarnecidas otras, dirigidas a neutralizar los progresos revolucionarios o hacerlos imposibles, por predicar o auspiciar la violencia…”
Hacer un análisis profundo de las fracasadas campañas. Ver en qué se falló internamente, para llegar a soluciones y esas, sólo se darán mediante un diálogo en unidad y que tenga como objetivo fortalecer al PRI desde su interior.
Decía también Reyes Heroles, “grupos que integran nuestro partido objetaron esta posición inquebrantable de la dirección nacional, señalando que a la violencia de nuestros adversarios, así fuera verbal, habría que responder con la violencia…”
El PRI es partido que se resiste a la paz interna desde la derrota de 2016. Es un partido plural, con muchos puntos de vista y maneras de hacer las cosas. Desde el 2016, se demostró que la fragmentación interna era una realidad y que desde ese año, no hicieron nada por remediarlo. Al contrario, pronunciaron sus diferencias y respondieron con violencia, todos contra todos. El resultado, se percibe hoy como desastroso, tanto que nunca imaginaron estar tan en el fondo del abismo.
“Hay que reiterar que queremos ir más allá de lo que sólo fue punto de partida, que queremos realmente más y mejor democracia en la vida política mexicana; que una mejor democracia exige, a la par, el mejoramiento interno del partido mayoritario…”
La democracia mexicana siempre dio por sentado que el PRI sería un partido fuerte y se hablaba de la necesidad de equilibrios y fortaleza de los partidos opuestos al PRI. Hoy en día, que un partido emergente cobró fuerza inusitada, el PRI necesita mejorar desde adentro para poder dar la batalla hacia fuera. Tal y como lo deseaba Reyes Heroles.
“Sin reservas mentales de ninguna especie, invitamos a confiar plenamente en la fuerza de la política para que no medre la política de la fuerza. La fuerza de la política, que es persuasión y no imposición, que es convencer y no vencer, que es demandarnos el deber de la convivencia antes de demandárselo a quienes no piensan como nosotros…”
En el Chihuahua de hoy, vemos a un PRI en el que ganó la política de la fuerza y no la fuerza de la política, que tanto mencionaba Reyes Heroles. La política de la fuerza, donde se compitió por ver quien golpeaba más fuerte, quien destruía de manera contundente a su adversario interno, siempre sin pensar en el daño interno que la hacían al partido que consideraban indestructible.
Esa política de la fuerza, llena de revanchismos, odio y violencia, tiene al PRI en un escenario que jamás imaginaron y del cual, la única manera de salir es ayudándose a construirlo desde adentro.
“Si sólo con la política se pude cambiar, transformar, hacer y deshacer, confiemos en la fuerza de la política. Si logramos que triunfe la fuerza de la política sobre la política de la fuerza, habremos conseguido una victoria para México…”
Si los priistas quieren rescatar a su partido, necesitan volver hacer uso de la política, aunque sea a fuerzas.
ULTIMALETRA
Agradezco al senador Patricio Martínez García, también exgobernador del estado, su comunicación y comentarios.