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Por Luis Rubén Maldonado Alvídrez
Por Luis Rubén Maldonado Alvídrez

Ignacio Solares es un chihuahuense destacado, a quien en lo personal admiro y tuve el gusto de conocerlo, gracias a la mediación de mi buen amigo Ramón Gerónimo Olvera, quien es quizás su principal promotor y admirador.

En lo personal, tengo una fascinación por su novela “Columbus”. Es simplemente fabulosa. Y qué decir de “El Jefe Máximo”, misma que es una joya. Solares ha sabido darle un giro interesante y serio a la ficción histórica.

Es un taurino obsesivo. Fue muy amigo del gran “Calesero” y hasta hace un año, publicaba su crítica de los festejos de la Temporada Grande de la Monumental Plaza de Toros México. De Solares, un día encontré arrumbado en el famoso puesto de libros taurinos, en el Coso de Insurgentes, un libro que se llama “Cornadas” y que lleva prólogo de Pepe Alameda; el libro, autoría del famoso juarense, quien me confesó que jamás volvió a escribir de toros, por considerarlo “extenuante”. Ese libro se publicó en 1980.

De buena fuente sé, que Ignacio Solares, a pesar de ser reconocido a nivel nacional, quería reconocimiento en su tierra. En 2011, César Duarte le entregó la presea Gawí Tónara por su trayectoria como escritor nacido en esta tierra. Pero quería un honoris causa de la máxima casa de estudios chihuahuense.

Al entonces rector Enrique Séañez nunca le interesó el tema. Quizás porque ni siquiera sabía quien era Ignacio Solares (como muchos chihuahuenses). Me da gusto que una de las primeras acciones del hoy rector, Luis Fierro, haya sido celebrar un aniversario más de la UACh, entregando un doctorado honoris causa a un chihuahuense más que destacado, útil a la historia de Chihuahua y a las letras de México.

En verdad, aplaudo que la UACh no desperdicie sus honoris causa, como sí lo hacen muchas universidades en México.

Ignacio Solares por fin lo recibió y en las fotografías se le ve feliz. Logró ser profeta en su tierra. Con bombo y platillo. Con fanfarrias, según las crónicas que he leído.

Sin embargo, es una tristeza que, desde Palacio de Gobierno, le hayan hecho una amarga travesura al escritor juarense.

Ese mismo día, celebrando el aniversario de la UACh, a destiempo, se otrogó una medalla al mérito universitario que nació más devaluada que el Premio Nobel de Bob Dylan.

Ese medalla “8 de diciembre” se otorgó por méritos universitarios desconocidos, según opinión de muchos miembros de la comunidad universitaria.

Entre dientes y en silencio, catedráticos, alumnos y hasta jubilados se preguntan si en su contribución de 10, 15 0 hasta 45 años a la Universidad Autonóma de Chihuahua, no hay suficientes méritos para ser reconocidos con tal distinción.

Para el gobernador del estado, Javier Corral, parece que no.

Al parecer desprecia a los universitarios y busca que el único mérito que reconozca la UACh sea el compadrazgo.

El entregar esa devaluada medalla el mismo día que a un verdaderamente grande, como Solares, fue una amarga travesura de Corral, al quitarle reflector y, por supuesto, opacar el nivel de su merecido honoris causa.

ULTIMALETRA

Gracias a todos los que se tomaron el tiempo de debatir vía correo electrónico sobre Fidel Castro.

luisruben@plandevuelo.mx

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