.:ULTIMALETRA ES IMAGEN:.

Javier Corral es un amante de las buenas peleas. Es su naturaleza, al menos así lo ha demostrado públicamente durante su desempeño legislativo por más de dos décadas. Ahí están sus pleitos con los grandes consorcios televisivos (a los que ahora abraza con afecto), pleitos contra grupos distintos del PAN (varían por época) siendo uno de los más célebres, aquel por su segunda senaduría, contra Carlos Borruel y Cruz Pérez Cuéllar.

 

En días pasados, arremetió contra la dama que fue electa para gobernar la capital del estado y contra miles de militantes de lo que se cree (todavía) es su partido.

 

Pero desde que llegó a la oficina principal del Palacio de Gobierno, Javier Corral ha tenido una lucha permanente contra la burocracia de los niveles medios de todo el aparato estatal. Es un pleito que agarra parejo en todas las dependencias.

 

La primera etapa del pleito era identificar a los funcionarios duartistas para correrlos sin ninguna liquidación, es decir, todo fuera de la ley, con el argumento que, a los duartistas, ni gracia ni ley ni nada: sólo venganza.

 

Después, identificar a los que eran priistas ajenos a Duarte, y consultar con el exgobernador Reyes Baeza, si eran de su grupo y protegerlos.

 

Una vez identificados los traidores (es decir, duartistas) comenzaron los juegos del hambre al interior de la burocracia, quienes, para salvar el pellejo, acusaban con sus jefes a los elementos que no querían, no les caían ver o simplemente, los querían fuera de la dependencia y, como en el macartismo, los señalaban de duartistas, y sin más prueba que la acusación, los corrían.

 

La última etapa, la cual prende las alertas en el ocaso de su mandato, es la de la burocracia que se quedó y que vive aterrorizada por el mandatario y sus constantes amenazas, por lo que trámites administrativos, intersecretariales, entre estado y federación, entre estado y los municipios, son más tardados que en ninguna administración reciente, porque los mandos medios de las dependencias, tienen miedo a firmar, cualquier documento (aunque sea de minúscula importancia) porque no quieren ser señalados por la auditoría o por el despacho del gobernador, como corruptos y perder su empleo.

El terror es constante. Si el punto y coma está en un párrafo que no corresponde según la normatividad, tienen miedo. Si implica dinero, el miedo es mayor.

 

¡Imagine el terror, acoso y estrés permanente en el que viven miles de burócratas del gobierno del estado!

 

De ahí, también se explica, la falta de obra y programas funcionales de esta administración: al terror en el que viven diariamente, gracias al gobernador.

 

 

ULTIMALETRA

Chihuahua esperaba de un buen candidato (como lo fue Corral) un buen gobernador. Sin embargo, ha sido extraordinario para destruir relaciones con varios sectores y muy malo para construir percepciones buenas sobre su gobierno.

luisruben@plandevuelo.mx

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