En Plan de Vuelo

Por Fabiola Lara García

 

Más allá de de la gravedad que representa la tardía y defensiva reacción y contención de crisis de Miguel Ángel Mancera, en el caso del adolescente Marco Antonio Sánchez Flores y de que si actualmente se realiza diversa investigación de delitos cometidos por servidores públicos en la Ciudad de México,  pretendo resaltar que ese joven que duró seis días desaparecido, y por fortuna apareció, no por obra del estado, sino preponderantemente por la fuerza de la sociedad que, desde diversas aristas ejercieron presión para su localización: en redes sociales, lo que le apaciguo un tanto la fiesta del tamal de Mancera, con manifestaciones en el Ángel de la Independencia y en las diversas calles de la Ciudad de México, así como, con las diversas notas de los medios de comunicación hasta que el muchacho apareció.

 

Para disgusto de algunos, se le veía harapiento y con un profundo estropicio en su imagen, deje usted la vejación anímica, ¡la facha que éste portaba!, semejantes barrabasadas pudimos leer en redes sociales, seguidas por infaustos comentarios que pretendían justificar y a un ápice de aplaudir su desaparición a juzgar por el aspecto del muchacho “seguramente se trataba de un drogadicto o vándalo”.

 

Evidente es pues, que la cuestión no estriba en si el joven Sánchez Flores andaba por las sendas del bien o del mal, esos maniqueísmos regularmente no son averiguados por los verdugos al momento de ejecutar una desaparición forzada o de torturar, o efectuar diversas vejaciones sobre una persona, abandonando posturas con ese nivel de estulticia, pido se reflexione que Marco Antonio desgraciadamente, podemos ser todos, en cualquier momento, o bien, nuestros seres queridos los que sin deberla ni temerla pueden ser víctimas de algún ultraje y supongo que a nadie le parecería que el redes o cualquier otro medio destrozaran la imagen de nuestro familiar y mucho menos comenten “ se lo merecía por _____ “ y colóquele el adjetivo calificativo que le plazca.

 

El hombre es el lobo del hombre sentenciaba Thomas Hobbes, y con las mezquinas aseveraciones citadas con antelación, lo confirma una vez más, sin embargo, en esta ocasión la maldad humana fue compensada ya que fueron más los que se unieron y al unísono exigieron a las autoridades la localización del muchacho y una vez que ello se verificó, continúan en la demanda de investigación y aplicación de la fuerza de la ley para los responsables.

 

No omito comentar que me pasmó la postura de doña Isabel Miranda de Wallace, felicitando a la autoridad más que increpándola, como en antaño, percibí arrinconando el activismo y demás exigencias que en un principio revestían sus discursos optando por una postura preponderantemente institucional, así escribío en su red social twitter “ Ya fue localizado vivo felicitamos a las autoridades y que bueno recuperar la confianza”.

 

Como si fuera una proeza la localización con vida, o sea que el común es esperar que se encuentre muerto, y difiero de la señora Miranda, no por que aparece, afortunadamente Marco, ya se recuperó la confianza, la confianza se recobra cuando no ocurren estos hechos, no porque una vez que acaecen, después de seis días y la presión social al tope, el joven aparece. No se si alguien coincida con Isabel Miranda y ya haya recobrado la confianza, le agradecería enormemente que me enviara un correo ya que muestro enorme interés por saber cómo recobrar la confianza en un minuto ante vejaciones que duran 144 horas y que se presentan a diario en el país.

 

En el marco de la celebración de la promulgación de nuestra Constitución Política, acaece este suceso el cual no es más que la representación de uno de muchos que lamentablemente acontecen en nuestro país y que laceran insondablemente los preceptos de nuestra Carta Magna así como, dicho sea de paso a los instrumentos internacionales que nuestro país se encuentra constreñido a dar cumplimiento, verbigracia,  las Reglas mínimas de las Naciones Unidas para la administración de la justicia de menores ( Reglas de Beijing).

 

Evidentemente es gracias a nuestros preceptos constitucionales que la autoridad cuenta con los mecanismos y procedimientos necesarios para hacer justicia en el caso de Marco Antonio, sin embargo, no solo se trata de sancionar al culpable, lo ideal sería que no existieran casos semejantes a 101 años de haberse promulgado nuestra Carta Magna.

 

ESCALAS

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