No es una de las 10 calamidades que nos narra el Antiguo Testamento. Quizás esta, de haber atacado Egipto, hubiera sido la más desastrosa.
Aludo simplemente a la aparición de los llamados “chapulines”, como lo hemos vivido en el DF con sus delegados, y sin afán de señalar esta peculiar practica de una partido político en especifico, le recuerdo que los delegados del Distrito Federal, en su mayoría militan en el PRD, le sigue el PAN y el único que permanece en su puesto es el priísta que gobierna Cuajimalpa.
Según La Arquidiócesis de México considera como «indignante y escandaloso» que doce de los dieciséis jefes delegacionales de la Ciudad de México pidan licencia «para amarrar un asiento en la Asamblea Legislativa del DF o la Cámara de Diputados».
Es bastante molesto que los funcionarios electos no terminen con el periodo para el cual fueron elegidos, es la opinión de la mayoría de la gente.
Sin embargo, ¿cuál es el motivo por el que esta fastidiosa práctica a la que recurren los partidos políticos se repita, comicios, tras comicios, pues precisamente en la apatía de la propia gente de acudir a las urnas a castigar por la via del sufragio este hecho chapulinesco.
Sencillo es expresar molestia contra estos funcionarios chapulines, pero el enfado que ello nos produce no nos motiva acudir a las urnas.
Si bien es cierto, la mayoría de los flamantes políticos, camaradas de estas acciones chapulineras, mas que chapulines parecen canes, porque andan desesperados tras el hueso. Y eso precisamente es lo que tan harta tiene a la población.
Pero hay excepciones. Considero que existen algunos buenos políticos, que si la circunstancia de la vida los coloca en posición de ascenso y toman tal coyuntura para continuar laborando verdaderamente por y para la gente que ha votado por ellos, se vale. Pero desafortunadamente por uno la llevan todos.
Por ello estimado lector le pido que no tilde en automático de corruptos, ineptos, y demás sinónimos similares y conexos a aquellos políticos que abandonan su encargo por ir en busca de nuevos horizontes, mas bien a juzgarlos por su trabajo y los beneficios que le han logrado aportar a la gente ya que, existen funcionarios que si bien concluyen todo su periodo para el cual fueron elegidos, empero no hicieron nada en todo ese periodo, y todavía tiene en cinismo de cacarear tal hecho, como si fuera una gran proeza.
Pues no se usted, mi estimado lector, yo prefiero resultados tangibles que un funcionario de “horas nalga”, que sólo va a simular que trabaja y no entrega resultados.
Y si ese funcionario que no terminó su periodo, aportó a la sociedad mas que el holgazán que lo único que hizo fue cobrar, pues decida usted a quien le da su voto: ¿Al flojo que hizo como que trabajó o al que cumplió con su deber y marcó la diferencia en la vida de la gente?
Pues yo opto por el chapulín trabajador que por el longevo talegón.
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