En honor a la verdad me atrevo a afirmar que los desmanes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación ( CNTE) en el sur del país causarán más estragos que cualquier huracán.
Estos reprochables actos desestabilizantes y vandálicos por los cuales se ataco cuatro sedes distritales del Instituto Nacional Electoral (INE) ubicadas en Oaxaca, Santa Lucía del Camino, Tlacolula y Miahuatlán, asi como también oficinas del Instituto Nacional Electoral en Chiapas, motivo por el que el personal fue evacuado ante la llegada de los maestros, quienes al arribar en compañía de estudiantes de las escuelas de Educación Normal Superior, rompieron los accesos y sacaron mobiliario que quemaron en las afueras del lugar y demás actos propios de los ilustres profesionistas educativos mexicanos, como bloqueo de gasolineras, para impedir la entrada de combustible, saqueo de trailers, toma de autopistas y aeropuertos.
Entreverando peticiones, ya que no solo van por la supresión de la reforma educativa, ahora también demandan la presentación con vida de los normalistas de Ayotzinapa, y desde luego, la abrogación de los artículos 3 y 73 de la Constitución, en los cuales se fundamenta la reforma educativa.
Estas acciones, que también se presentaron en Michoacan y Guerrero, constituyen el boicot electoral que la CNTE ante los comicios federales y locales, para lograr la cancelación definitiva de la Reforma Educativa. Los docentes argumentan que aún cuando la evaluación para maestros fue cancelada por la Secretaria de Educación Pública (SEP), esto solo es temporal.
Su argumento consiste, en suma, en que los comicios no pueden efectuarse ya que a los candidatos no les interesa el daño que la reforma educativa podría producirles, y a su vez me pregunto, que pasa con el detrimento tan insondable que le ocasionan al país con estos actos violentos?; ¿ en qué momento la ciudadanía les va a reclamar que regresen a las aulas, que para eso se les paga y no para que instruyan al caos, a la anarquía, a la rebelión sin fundamentos, al conformismo y la mediocridad.
Gran parte del grueso de la población que trabaja en el país es sometida a evaluaciones y exámenes de confianza periódicos, y no andan chillando, revolcándose, tomando instituciones y frenando el avance del país, si quieren conservar su trabajo, estudien, prepárense, despréndanse de las garras de la haraganeria, que vaya que a todos nos cuesta ganar el alimento, porque tendríamos que secundar profesiones con privilegios.
Estos maestros, pena les debería ocasionar auto nombrarse asi, que años luz de distancia se encuentran de verdaderos maestros como en la antigua Grecia, cuando a Sócrates se le condena por impartir sus ideas, se le impone la pena de muerte, cuentan, que algunos amigos elaboran un plan para que escape, no obstante Sócrates rechaza tal acción, con el argumento de que el siendo un amante de la justicia y el respeto a las leyes, no podría burlarlas aun y cuando estas no le favorezcan, asi tiene el final que todos conocemos, perece a causa del veneno que ingiere compurgando la pena impuesta.
En este orden de ideas, lamentablemente el poder ya no es del pueblo, sino de aquellos grupos educativos que son capaces de generar cualquier caos para conservar sus privilegios, aquellos capaces de colocar en jaque instituciones, legislación y elecciones, vulnerando los derechos de los demás ciudadanos de a pie, que ya quisiéramos tener la mitad de las concesiones de que disfruta el gremio de la educación, no obstante prescindimos de semejantes tropelías y a sacar la chamba que para eso se nos paga.
Esos que quieren secuestrar al país, en pos de defender sus canonjías.
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