Por Luis Rubén Maldonado Alvídrez

¿Qué es el desánimo?

El desánimo es ese desaliento, esa falta de ánimo, ese sentimiento de que nuestras fuerzas no pueden más con nada. El desánimo lo experimentamos a lo largo de la vida, en diferentes circunstancias: a nivel personal, cuando una relación no funciona; en la escuela, cuando las calificaciones no resultan ser las esperadas; en el deporte, cuando no se obtiene un triunfo para el cual se trabajó mucho o en la política, cuando se pierde una elección o una política pública amenaza con un cambio radical.

Tan normal es sentirse alegre, como sentirse triste. Sin embargo, no solemos aceptar la tristeza tan fácilmente como la alegría. Lo cierto es que la tristeza, y todas las emociones que experimentamos en la vida, son absolutamente normales y necesarias.

Las emociones son el motor de nuestro comportamiento y regulan nuestras motivaciones, de ahí su importancia para la comunicación. Las personas mentalmente saludables hacen un esfuerzo por reconocer y aceptar las emociones positivas como las negativas.

Son tan necesarias unas como otras; necesito el miedo para no quemarme con el fuego, necesito sentirme culpable o de lo contrario iré por ahí dañando a las personas, como lo hacen psicópatas o delincuentes.  

El partido que gobierna prácticamente todo México, es decir, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) ha sabido utilizar la comunicación política para lograr los consensos mayoritarios entorno a su agenda pública. Nos guste o no, de la mano de un liderazgo como el de López Obrador (quien es un gran comunicador), han sabido imponer su agenda y minimizar la que traen los partidos opositores.

Ahora que Claudia Sheinbaum es ya la presidenta de México, y quien ejecuta el famoso “Plan C” que se convirtió en todo un concepto mediático híper repetido en los medios de comunicación, las redes sociales y la conversación pública; con la mayoría aplastante que tiene en el poder legislativo federal, no tiene manera de no ganar por goleada. Ya lo demostró con la reforma judicial, la cual tenía resistencias fuertes, pero que finalmente fueron derrotadas.

Dentro de la impecable ejecución del “Plan C”, Claudia Sheinabaum, con ese músculo político gigantesco que le dio su abrumadora victoria, no ha buscado comunicar algarabía sino desánimo.

Si. Como lo lee. La presidenta de México ha centrado su comunicación política en transmitir desánimo a sus opositores, quienes alimentaron la resistencia a la reforma judicial, con sus argumentaciones racionales y técnicas. Mientras que Morena, de la mano de Sheinbaum, se enfocaron en un sentimiento poderoso como el desánimo, para eliminar toda resistencia a la reforma judicial y, a cualquier iniciativa o acción, que salga de la presidencia mexicana.

La derrota de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en días pasados, en la que implosionó la última resistencia a la reforma judicial, logró comunicar con absoluta contundencia, el desánimo necesario para los opositores a la Cuarta Transformación y, en especial, a todas y todos los integrantes del Poder Judicial de la Federación, así como a quienes son parte de los poderes judiciales estatales.

Después del desánimo, viene la resignación. Y si la resignación se consolida en los opositores, el triunfo de Sheinbaum y de Morena, ahora sí será absoluto.

ESPRESSO COMPOL

Trump lo hizo de nuevo y ha hecho historia: ha derrotado a las dos mujeres que soñaron con ser presidentas de Estados Unidos. Se confirma que Trump es invencible, cuando tiene damas como rivales y que el electorado estadounidense no quiere mujeres en la oficina oval de la Casa Blanca.  

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *