Por Fabiola Lara García
Por Fabiola Lara García

En los últimos 10 años se han producido poco más de 20 programas de televisión (telenovelas y series) sobre el narcotráfico.

Ejemplos  de lo anterior lo son: “Pablo Escobar”, “El barón de la droga”“ Sin tetas no hay paraíso”, “La Reina del Sur”, “ El Cartel de los Sapos”, “El Señor de los Cielos, mismas que han venido a reemplazar la por demás de trillada historia de la muchacha pobre de cuyo encanto quedaba profundamente prendado el galanazo adinerado y de apellido rimbombante.

Estas llamadas narcoseries, cuyas primeras apariciones en México se remontan al año 2006, con el título “ Sin tetas no hay paraíso”, serie colombiana que tras su éxito fue trasmitida en 18 países y tuvo dos versiones más, una en Estados Unidos y otra en España.

Y es que estos proyectos se volvieron tan redituables que en 2011, «La Reina del Sur», resultó ser la telenovela mas cara, con un presupuesto superior a los 10mdd.

Y lo anterior sin mencionar las películas que se han producido en torno a estos temas.

Es irónico como uno de los aspectos que la gobierno, la población le recrimina con mayor intensidad, y  le exige su control, hablo precisamente de  la criminalidad y el narcotráfico, empero, son justamente estos temas los que levantan asombrosas cifras de raiting, luego entonces, no es lo mismo observar cómo se matan a quema ropa en la comodidad del sofá, que vivirlo en carne propia.

Ironico me resulta que la autoridad  fustigue y sancione los “narcocorridos”, no obstante yo no veo un trato similar tratándose de la pantalla chica o grande.

Al cliente lo que pida, dicen por ahí, si la gente demanda historias de narcos, en las que sus protagonistas son dibujados casi como héroes con súper poderes y resistentes a todo tipo de balas, pues entonces eso tendremos,  entonces, no nos quejemos tan fuerte cuando las historias que gustamos mirar en el televisor de vez en cuando, se salgan de la pantalla para convertirse en realidad, creo que no lo disfrutaremos igual.

Violencia atrae violencia, y corriendo el riesgo de rayar en el campo de la programación neurolingüística y un tanto parecer libro de autoayuda, si considero que el mirar este tipo de programas, evidentemente puede ser muy emocionante, sin embargo, no dejan de plasmar una realidad que se supone detestamos, que tantas vidas inocentes ha cegado, como para utilizarla dentro de nuestro esparcimiento, habiendo cosas menos nocivas en que afectar nuestro tiempo.

 

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