Palenque, Chiapas.- Asentada en medio de la selva, rodeada de manantiales y arroyos que la atraviesan, la antigua ciudad de Palenque fue planeada por grandes arquitectos que aplicaron sus conocimientos en la ingeniera hidráulica, con la construcción de acueductos, puentes, drenajes, canales y estanques. Como su nombre antiguo lo indica, Lakan-há (“Lugar de las grandes aguas”), esta ciudad que fue una de las más poderosas del Clásico Maya estuvo rodeada de depósitos y fuentes de agua que además de cubrir las necesidades urbanas y de subsistencia de sus habitantes, tuvieron una connotación sagrada, como representar portales al inframundo.
En medio de la selva Chiapaneca, la antigua ciudad de Palenque se desarolló como una de las más notables del periodo Clásico maya; sede de una poderosa dinastía que dominó las montañas del norte de Chiapas y las llanuras del Estado de Tabasco, territorio que algunos investigadores han considerado como el Reino de Lakambá.
Con el reciente hallazgo de un sistema de canales en el subsuelo del Templo de las Inscripciones, que también corre bajo la cámara funeraria del gobernante palencano, esta metáfora podría tener una interpretación mucho más compleja.
Al dar a conocer este notable descubrimiento en una conferencia de prensa en el Museo Nacional de Antropología, el arqueólogo Arnoldo González Cruz, director del Proyecto Arqueológico Palenque, dijo que por su cercanía a la cámara funeraria (a 1.70 m por debajo del umbral de su pared norte) este sistema hidráulico posiblemente reproducía de manera simbólica el sinuoso camino que condujera a K’nich Janaab’ Pakal, “Escudo Ave-Janaab’ de Rostro Solar”, a las aguas del inframundo.
El antropólogo Diego Prieto, secretario técnico del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y el doctor Pedro Francisco Sánchez Nava, coordinador nacional de Arqueología de esa misma institución, comentaron que si bien el Templo de las Inscripciones y su cámara funeraria han sido estudiados por la arqueología desde la mitad del siglo XX, el hallazgo de este sistema hidráulico subterráneo demuestra que la investigación sobre la edificación más representativa de esta zona arqueológica de Chiapas, parte ahora de nuevos cimientos.
González Cruz, quien en 1994 descubrió el sarcófago de la Reina Roja, precisó que la construcción de estos canales datan del siglo VII y que fue el mismo Pakal quien proyectó este plan arquitectónico, ya que fue durante su reinado (615-683 d.C.) cuando comenzó la construcción del templo funerario. El edificio fue concluido por su primogénito, K’nich Kan B’ahlam.
“Creemos que el origen de esta corriente de agua fue el punto de partida desde el cual se erigió el templo y cuya finalidad era asociar a Pakal II con estos cuerpos de agua”, comentó.
Y es que para los mayas, el agua era uno de los caminos para llegar al inframundo.
Así se puede ver en inscripciones jeroglíficas, como la contenida en un par de orejeras halladas entre el ajuar del gobernante palencano y que relatan que para ser recibido por el dios del inframundo, el difunto debía sumergirse en el agua del dios Chaac, deidad acuática de los mayas. González Cruz sostuvo que esa interpretación cobra sentido con este hallazgo, dado que dicho sistema hidráulico pasa justo 1.70 metros por debajo de la cripta que contiene el sarcófago del dignatario, el cual está sellado con una lápida de unas siete toneladas de peso y decorada con bajorrelieves.
El coordinador Nacional de Arqueología, Pedro Francisco Sánchez Nava, destacó la importancia que para las culturas prehispánicas tuvo el inframundo, el sitio donde “nace el agua primigenia y donde se cierra el ciclo de la vida”. Se podría hacer una analogía con lo que se descubrió en La Ciudadela, en Teotihuacan, el cual estuvo inundado por mucho tiempo, comentó. En el caso de Palenque aún hay agua que corre por los canales.
La compleja red de canales, dispuestas a diferentes niveles y orientaciones, debió ser diseñada “mucho antes que se proyectara la pirámide misma, en las primeras décadas del siglo VII de nuestra era”. El origen de esta corriente de agua, la cual aún fluye por el canal principal, “fue el punto de partida desde el cual se erigió el edificio y cuyo fin era asociar a Pakal II, el gran señor de Palenque, con estos acuíferos”.
Hasta ahora, explicó, ha sido imposible determinar el origen del canal principal pues se convierte en un conducto estrecho. Por ahora, la exploración se hizo con cámaras de video adaptadas a un par de pequeños vehículos y con la colaboración de personal que se introdujo varios metros. El equipo espera tener pronto la tecnología necesaria, como un georradar o robot.
(Con información de INAH y El Universal).