Como ya es una costumbre entre los prohibicionistas y de las conciencias cristianas estas fechas son tiempo de censura al paganismo y la invasión yanqui. El Halloween y el Día de Muertos producen reacciones encontradas, por un lado están todas esas personas que no ven nada de malo en disfrazarse para el llamado día de brujas y otros que lo satanizan, ya sea literalmente, o solo con comentarios en las redes sociales. Están los cristianos que postulan que el Halloween es una festividad pagana que va en contra de las creencias y dogmas cristianos, por supuesto que este servidor respeta esta perspectiva como cualquier otra. Están otros que de igual manera atacan el Halloween argumentando que es una tradición extranjera que esta acabando con nuestras tradiciones, lo paradójico del asunto es que en el caso de Chihuahua tanto el día de muertos como el Halloween son costumbres exógenas.
La centralidad de este articulo reside en el prohibicionismo, decir, pensar, señalar y juzgar a las personas no es nuevo, se realiza en la mayoría de las practicas culturales y sociedades, es mas, el posicionarme como un ente diferente al que actúa enfrente me hace único, en este caso decir que los niños están siendo inducidos a un poder del mal al pedir dulces, o, colocarme en una posición nacionalista al preferir el Día de Muertos me hace una persona con características identitarias que comparto con un grupo al cual pertenezco. Lo peligroso del asunto es que el condenar lo que hacen los otros en la mayoría de los casos nos lleva a los radicalismos y en todos los casos de la historia el ser radical no deja absolutamente nada bueno. Las personas que creen que el Halloween choca con sus creencias en una divinidad o bien aquellos que piensan que va contra las tradiciones mexicanas tienen todo el derecho de expresarlo siempre y cuando no se impongan calificativos de desprecio y condenatorios a los demás.
Estamos en una sociedad civilizada donde, en el papel, se debe de respetar el derecho de las otras personas por hacer lo que les parezca mejor, siempre y cuando exista un respeto por los otros. La pureza de creencias y el defender una filosofía de vida es algo normal en el ser humano, nuestra filosofía nos sitúa, hace que recordemos que estamos vivos y tenemos una postura a la existencia diaria. Hay personas que encentran en la religión la explicación de su existencia, hay otras personas que simplemente las divinidades no les interesan, pero de igual forma realizan juicios de valor a las practicas de los demás, y ahí esta el detalle, diría Cantinflas.
Este es un llamado al respeto, a la critica constructiva, a saber que se puede tener la razón o estar bien con uno mismo sin decir que el de enseguida esta mal.
Tanto Halloween como el día de muertos pueden ser utilizados o criticados, pero al final son practicas, rituales que se realizan en nuestra realidad chihuahuense, son fechas dignas de estudios antropológicos e históricos. Fuera de las censuras, son fiestas que acercan a las personas a la muerte, eso que en definitiva todos experimentaremos, no importando en que creamos. Para bien o para mal, son interpretaciones de la naturaleza, de algo que el ser humano no puede controlar.
Hoy estas fiestas han sido tomadas y enroladas en el consumismo y tienen un giro mas comercial, pero no se puede negar que forman parte de la colectividad y que estarán ahí por lo menos en un futuro cercano. A lo largo de la historia siempre han existido fiestas polémicas, como los carnavales, los mitotes y mas recientemente el creciente descontento con la fiesta de los toros. Si algo se puede sacar como conclusión es que siempre han existido, y existirán, festividades que no a todos nos pueden gustar, pero siempre debemos de recordar el respeto y tolerancia.
Desde estas líneas solo queda estar expectante y no contemplar como en un tiempo y espacio confluyen con 2 días de diferencia, una festividad que llama a que nos disfracemos, compremos muchas cosas en los súper mercados y consumamos muchos dulces, otra que nos remite a un pasado prehispánico, que no tiene raíces chihuahuenses, pero que nos llena de sabores, olores e imágenes tan surrealistas que el mundo se maravilla de ellas.