El feed de las redes sociales de la cantante y creadora de contenido indonesia Vicky Shu generalmente aborda temas de moda, maquillaje y familia. Pero cuando decidió presentarse a las elecciones regionales en noviembre del año pasado, su contenido cambió rápidamente para mostrar a sus electores y políticos reunidos, con Shu a menudo cubriéndose la cabeza.

De los más de tres mil candidatos que se postularon para gobernadores provinciales, alcaldes de las ciudades y otros cargos en disputa, más de una docena fueron influencers. Shu, de 37 años, tiene más de 200 mil seguidores en TikTok y unos 2.8 millones en Instagram. Ha sido miembro del Partido NasDem desde 2018, a menudo visto en mítines de campaña para figuras del partido. Aun así, es a través de sus plataformas de redes sociales que los votantes de Cilacap en la isla de Java, la conocen mejor.

Shu no ganó, pero está entre decenas de influencers en Indonesia tratando de convertir su éxito en las redes sociales en una carrera en política. Más de 20 influencers fueron elegidos para el parlamento indonesio en las elecciones nacionales de febrero del 2024, la cifra más alta hasta ahora. Eso demuestra que los influencers de Indonesia, van avanzando en la confianza de las y los electores.

El show es un componente cada vez más crucial en los procesos electorales del mundo; los indonesios escuchan a los influencers, ya que, son geniales en la gestión de las emociones del público y el uso de un lenguaje que hace que la gente se sienta más cerca de ellos, que es algo que los políticos normalmente no son capaces de hacer.

Es un fenómeno que se expande por todo el sudeste asiático, el contenido con influencers y celebridades es el segundo tipo de contenido más consumido, según la firma de investigación Cube Asia. Representa alrededor de un tercio del tiempo que los usuarios pasan en las redes sociales de esa región del mundo. Indonesia, con una población de unos 280 millones de personas, es el mayor mercado de plataformas de la región, incluyendo Facebook, Instagram, YouTube y TikTok. La clase política lo sabe, cada vez más y buscan aprovechar la fama y alcance de los influencers para unirse a los partidos políticos, avalar a los candidatos y postularse para algún cargo.

La gente finalmente vota por caras conocidas sobre los políticos que no conocen.

Mientras que los partidos políticos indonesios tienen una larga historia de reclutar a gente famosa para aumentar sus posibilidades en las encuestas y lo han hecho rutina; lo cual ha forzado a los partidos a impulsar a nueva generación de políticos que sean capaces de competir con los influencers… o convertir a los influencers en políticos.  

La guerra de la percepción, al menos en Indonesia, depende mucho de los influencers para ganar elecciones. Lo cual hace que los criterios se alejen mucho de la capacidad, liderazgo o preparación; eso no importa. Lo que necesitan son caras conocidas, ya cuando ganen se hablará de sus talentos para legislar o gobernar, parece ser la premisa en Indonesia.

En México se han tenido casos que han sido competitivos y no del todo exitosos; siendo el más reciente el de la primera dama del estado norteño de Nuevo León, Mariana Rodríguez Cantú.

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