.:ULTIMALETRA ES IMAGEN:.

Por Luis Rubén Maldonado Alvídrez
Por Luis Rubén Maldonado Alvídrez

 

Si usted se siente muy “progre”, pelea todos los días contra Lado Oscuro que representa “La Mafia” del poder, si peregrina una vez al año a Tabasco, es muy devoto de MORENA y trae su escapulario con la cara sonriente de San Andrés Manuel López Obrador, mejor no siga leyendo. Estas líneas no son políticamente correctas para usted.

 

Hay que recordar que en 2006 se auto eligió “presidente legítimo” de nuestro país. Nunca supimos si pidió licencia para ser candidato en 2012 y mucho menos si regresó al cargo y si tuvo sucesor o simplemente sigue “gobernando legítimamente” desde el zócalo del Distrito Federal.

 

Ante sus posiciones cada vez menos creíbles y más radicales contra todo “pecador” que no esté inserto en su credo moreno, los fieles al hoy presidente de MORENA, han convertido las redes sociales en su espacio para librar su guerra contra el Peña Nieto y el PAN que le ganaron 2 veces la presidencia.

 

Cuando los resultados de la elección presidencial 2006 favorecieron a Felipe Calderón, el tabasqueño con trayectoria multipartido, decidió declararle la guerra a todo aquel que lo criticó y pronunció la división que ese entonces vivía el país, producto de la contienda presidencial.

 

Desde el inicio del nuevo siglo, nunca se había vivido tal polarización social y política.

 

Así, Andrés Manuel, aún militando en el PRD, delineó un nuevo universo para la izquierda mexicana que lo postuló: los buenos están conmigo, los que no, son enemigos del país, son villanos que deben de ser derrotados porque “la mafia” les ha lavado el cerebro.

 

Obviamente El Lado Oscuro tiene como líder todopoderoso (según la pejevisión) a Carlos Salinas de Gortari, a quienes los panistas inmortalizaron como una especie de Darth Vader, villano de villanos de la política. Pero el famoso PG también incluyó a Felipe Calderón, Fox, el Jefe Diego y otros panistas. En 2012, la maldad la personificó en el entonces candidato Enrique Peña Nieto y una larga lista de priístas.

 

Entonces, una vez que no fue el favorito de los medios (como lo fue durante todo su mandato como Jefe de Gobierno del Distrito Federal), también se lanzó contra ellos, especialmente contra las televisoras, difusoras del “mal”, según su criterio.

 

Entre 2006 y 2012, AMLO ha hecho algo, a pesar de las derrotas: formar a su ejército de leales, adoctrinarlos, prepararlos para que libraran la guerra por él para con la Fuerza de Morena, derrotar a los malos más malos de México: los empresarios que no lo siguen y tres cuartas partes del país que, no sólo no lo siguen, lo rechazan abiertamente.

 

La vía radical que López Obrador tomó en 2006 secuestrando el Paseo de la Reforma, entre otras expresiones radicales, buscaban desestabilizar al gobierno de Calderón y ahora al de Peña Nieto: le apuestan a que le vaya mal al país para poder decirle a la población: se los dijimos, ellos son malos, flojos y ladrones; nosotros (los Pejefans) somos buenos, amorosos, trabajadores, honestos, austeros y casi santos, y estamos listos para salvarlos a todos del error que cometieron por pecadores.

 

Así, esta legión de Pejefans que podía verse en el territorio, sufrió transformaciones radicales con la llegada del auge de las redes sociales. La elección 2012 fue la primera que se libró en ellas. Ante el rechazo de AMLO por los medios tradicionales o de estos por su rechazo hacia él, liderados por Epigmenio Ibarra y otros personajes, comenzaron el asalto de las redes sociales como medio de “resistencia y combate a la mafia del poder”.

 

En ese espacio omnipresente que son las redes sociales, los Pejefans se convirtieron en robots con las siguientes tareas automatizadas: criticar todo lo que haga Enrique Peña Nieto, insultar a todo aquel pecador que hable bien de Peña Nieto, insultar 10 veces por hora a Peña Nieto, culpar de todo lo que pase en el país a Peña Nieto; además de crear tendencias infladas con usuarios comprados o inexistentes y olvidarse de pensar por sí mismos para alabar cada minuto del día, en cada tuit, en cada publicación de Facebook a Andrés Manuel López Obrador.

 

Si usted conoce a alguien así, ha tenido contacto del tercer tipo con… ¡un Pejebot!

 

Estos Pejebots han convertido las redes sociales en su feudo. Ahí piden libertad, justicia, tolerancia, equidad y denuncian opresión, misoginia, censura a cada usuario que los critica o se opone a ellos. Si usted como usuario de twitter, decide increparlos o contaminar el “espacio libre” con sus juicios u opiniones contrarias a los mandamientos de MORENA, usted será víctima de toda la artillería pesada de los Pejebots, que no sólo le dirán que tan estúpido es por opinar en contra de ellos sino que además, destrozarán su imagen pública e incitarán a que sea usted quemado en leña verde en público en las sagradas escrituras de medios afines a la izquierda.

 

Es decir, si usted quiere convertirse en un “tuitstar” o celebridad en twitter, tiene que ser políticamente correcto y seguirlos como borreguitos, sin pensar, sin razonar, todo para estar en la “onda progre”, de lo contrario usted arderá en leña verde por pecador.

 

¿Y la libertad de expresión que tanto exigen?

 

El ataque de los Pejebots ha logrado tal efectividad que han sumado a su lista de villanos a los grandes marcas refresqueras como Coca Cola.

 

La famosa marca con sede en Atlanta, es una de las que ha permeado con mayor efectividad en las redes sociales, segmentando gran parte de su esfuerzo comunicacional y publicitario a las redes sociales. Desarrollan contenidos exclusivos para twitter, facebook, youtube, vine, instagram.

 

En días pasados, comenzaron una campaña navideña con un video en el que se ve a an grupo de jóvenes llega a Totontepec, Villa de Morelos, una comunidad mixe de Oaxaca, México, en el cual sus protagonistas exudan alegría. La narrativa del video nos lleva a entender su misión de llevar un «mensaje muy especial» a los indígenas de ese pueblo, situado a 160 kilómetros de la capital oaxaqueña. Los jóvenes traen con ellos hieleras con refrescos de la marca y trozos de madera con la que construyen un árbol de Navidad con tablas rojas en el centro del poblado, y distribuyen las famosas bebidas como quien reparte felicidad.

 

En el árbol hay unas luces en las que se lee: «Tökmuk n’ijyyumtat», mismas que según la pieza publicitaria significa «permanezcamos unidos» en lengua mixe. Para finalizar, la famosa marca roja nos pide: «Tú también rompe con un prejuicio y compártelo usando #AbreTuCorazón» y remata «cada vez que lo hagas, encenderás una luz en el árbol de Coca-Cola».

 

Si no lo ha visto, ¿le gusta la narrativa aquí presentada?

 

En verdad, a mi juicio, creo que es un mensaje muy congruente con lo que la marca ha realizado a lo largo de los años: transmitir un mensaje positivo, de felicidad navideña, de unión, de solidaridad.

 

Pero… para los Pejebots es un ejercicio de publicidad colonialista que sólo busca callar los grandes males que la refresquera le hace a las comunidades indígenas de nuestro país. Aseguran, también, que esos anuncios son sólo un mero instrumento para seguirnos envenenando, “como lo han hecho por lustros”, señala un usuario en twitter.

 

Además la acusaron de racista y a dicha acusación se sumaron los adalides de la nutrición y lucha contra “las malditas” transnacionales: la Alianza por la Salud Alimentaria, ente que agrupa organizaciones «preocupadas por la epidemia de sobrepeso y obesidad en México», tal como se describe en su página web, que puso una queja ante el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) por las críticas que se pudieron ver en redes sociales.

 

¿Cuántas críticas? ¿Pocas? ¿Muchas? Ni ellos lo saben, menos la transnacional. Unas cuantas voces en redes sociales, magnificadas en algunos medios de comunicación, lograron infundir terror en la refresquera y ésta retiró el video de las redes sociales.

 

¿Y la libertad de expresión que tanto pregonan los Pejebots? ¿Nada más ellos tienen derecho a decir, opinar e insultar sistemáticamente?

 

Mal. Muy mal. Los Pejebots se han convertido en verdaderos tiranos. Ellos dicen que son las voces de los que no tienen voz, pero son más que los tiranos de las redes sociales, comportándose como jueces y reyezuelos e impidiendo la libertad de expresión.

 

Cada vez que se retira un material de redes sociales, periódico, portal digital, canal de televisión o estación de radio, perdemos todos. Pierde la libertad de expresión.

 

Así que el “espacio de libertad”, que se suponen son las redes sociales, es regido por la tiranía de los Pejebots, dueños de la verdad única y absoluta, además de ser los principales enemigos de la libertad de expresión.

 

Lo peor es que nadie les dice nada. No tenga miedo a ser políticamente incorrecto, atrévase a opinar, sólo así venceremos esa tiranía de intolerancia.

 

ULTIMALETRA

Felicito a mi buen amigo, José Luis Jáquez, quien cada día tiene más premios por su labor periodística, de quien he aprendido mucho. ¡Muchas felicidades, Jáquez!

luisruben@plandevuelo.mx

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