Chihuahua, Chih.- Liza Di Georgina es una escritora juarense que recientemente presentó su obra literaria en el Congreso del Estado, en un evento que pudo haber lucido mejor. El Congreso del Estado organiza presentaciones de libros en horarios en los que a la ciudadanía en general, se le complica acudir, incluso a los medios, pero a los políticos poco les importa, con presentaciones así ellos justifican su «compromiso con la cultura».
Pues, la semana pasada visitó la capital del estado la escritora Liza Di Georgina, quien fuera declarada como «juarense distinguida» por el Congreso del Estado en 2014, es una historia muy conocida al exterior del país y muy poco conocida en su tierra. Como se dice comúnmente, «no es profeta en su tierra», todavía.
Liza escribe literatura infantil, especialmente para abordar temas difíciles para los niños como lo es la discapacidad. Donde encontró un nicho comercial poco explorado en la industria en general y mucho menos en su tierra, donde leer es casi considerado un defecto y escribir privilegio de unos cuantos caciques de la cultura.
Pues, Liza siempre quiso escribir. Su madre no compartía esa intención de su hija y la quiso obligar a estudiar derecho, para lo cual emigró a Guanajuato, donde no terminó ni el semestre y se regresó, clamando a su madre que le enviara a Chihuahua a estudiar letras para poder ser escritora. Su madre le negó dicha petición y fue castigada un año completo en su casa en Ciudad Juárez. No podía salir, ni hablar por teléfono y las visitas estaban del todo prohibidas. Era un encierro obligado para que se decidiera a estudiar lo que su mamá quería: derecho.
En ese año leyó todo lo que pudo. Confiesa haber leído cada libro de la biblioteca de su padre (Q.E.P.D.) y un buen día decidió profundizar su encierro y comenzó a escribir sin parar durante cinco días y cinco noches. De ahí salió el primer borrador de una novela, a la que titularía «Cuando Caen las Hojas». Misma que después de correcciones al por mayor, vio su versión final, en una máquina eléctrica de escribir.
«Yo pensé que al terminarla, me iban a estar esperando con los brazos abiertos, editores y paparazzis (ríe), pero no fue así. Me decidí a buscar apoyos en las instancias oficiales como el Instituto Chihuahuense de la Cultura (ICHICULT) donde literalmente se rieron de mi. Me dijeron que había muchos escritores viejos antes yo y que sí de verdad pensaba me iban a publicar primero. Les dije que si y me respondieron que yo sólo estaba jugando a ser escritora y me mandaron a mi casa», recuerda Liza.
Tocó muchísimas puertas: el municipio, imprentas, empresarios, amigos, y todo eran negativas.
Así que decidió imprimir de manera rústica su libro y encuadernarlo de manera artesanal. Y una vez terminado, volvió a tocar puertas para encontrar un lugar donde presentarlo y el ciclo se repitió de nuevo: En ICHICULT se volverían a burlar de ella y fueron más contundentes: no te vamos a publicar ni hoy ni nunca, mucho menos conseguirte donde presentar tu libro ‘chueco'», narra divertida.
Fue a dar al Museo del Chamizal, que dirigía el pintor Mario Parra quien la apoyó y le permitió presentar su libro ahí, en un acto de buena fe, que se transformó en un lleno espectacular donde sus 100 libros hechos a mano, con hojas de máquina, portadas de hoja de acuarela rotuladas con tinta china y cosido con hilo de cáñamo, se vendieron casi en su totalidad.
Todo esto fue cuando ella tenía sólo 18 años. Tres años después y tras la mala experiencia con el sector cultural de Juárez, decidió fundar su propio sello editorial «Di Georgina» y posteriormente una fundación con el mismo nombre.
Hoy su obra es reconocida Argentina, Venezuela, Uruguay, Costa Rica, Estados Unidos Canadá y España, además de otras entidades en el país que reconocen su obra infantil, que está producida con altísima calidad e ilustrada por artistas juarenses.
Además en Relmo, Argentina fue declarada «Huésped Distinguido» y durante el presente gobierno parte de su obra fue impresa en sistema Braille en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, misma que también fue presentada en la 15a Feria del Libro Infantil y Juvenil de Montevideo, Uruguay.
Una historia, como muchas, en la cultura mexicana, que merecen reconocimiento y apoyo. Una muchacha que no se dejó intimidar por «los viejos» de la cultura juarense y persiguió su sueño, mismo que se consolida fuera de México, como también es una mala costumbre.
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