Por Carmen Urías
Por Carmen Urías

La Libertad Académica, surge en tres universidades, en la Universidad de Leiden, en los Países Bajos (1575), luego en la Universidad de Göttingen en Alemania (1737) y finalmente la Universidad de Berlín (1811), en estas instituciones se sentaron sus bases y definieron así el concepto de Lehrfreiheit (libertad de enseñar).

Posteriormente, este principio de Libertad Académica, se conceptualizó por parte de la UNESCO, en la “Recomendación relativa a la condición del personal de la enseñanza superior de 1997” en el capítulo VI, Derechos y libertades del personal docente de la enseñanza superior, que señala:

“El personal docente de la enseñanza superior tiene derecho al mantenimiento de la libertad académica, es decir, la libertad de enseñar y debatir sin verse limitado por doctrinas instituidas, la libertad de llevar a cabo investigaciones y difundir y publicar los resultados de las mismas, la libertad de expresar libremente su opinión sobre la institución o el sistema en que trabaja, la libertad ante la censura institucional y la libertad de participar en órganos profesionales u organizaciones académicas representativas. Todo el personal docente de la enseñanza superior debe poder ejercer sus funciones sin sufrir discriminación alguna y sin temor a represión por parte del Estado o de cualquier otra instancia.”

Mejor conocido como Libertad de Cátedra y utilizado en las Universidades, en estricto sentido no es otra cosa que la Libertad de Expresión del docente, despojándose de las ataduras políticas y sociales, a las que puede estar sujeto dentro o fuera de la institución. No siendo sólo sinónimo de la Libertad de Enseñar, sino de la Libertad de Expresión en el ejercicio de la enseñanza.

Como universitaria, sé que la Libertad de Cátedra se encuentra condicionada a la Libertad de Pensamiento y de Expresión de los alumnos, ya que ello permite y avala al universitario a participar activa y críticamente en el proceso de enseñanza-aprendizaje, lo que nos permite a los estudiantes, dar nuestro punto de vista, logrando un círculo virtuoso del ejercicio de los derechos o prerrogativas, que tanto tiene el maestro como el estudiante. Esto garantiza al alumnado su autonomía intelectual y amplía la búsqueda de teorías y conocimientos, con el claro fin de lograr un pensamiento crítico.

Y es que no se puede abandonar el fin principal de la Universidad y menos cuando la universidad es autónoma, el motivo por la cual fue creada, y no es más que formar seres humanos libres, profesionistas con conocimiento científico y amplio criterio.

Es importante saber, que La ley Orgánica de la Universidad Autónoma de Chihuahua menciona el principio de la Libertad de Cátedra en dos artículos:

“ARTÍCULO 3. La Universidad Autónoma de Chihuahua tiene como objeto:

  1. Impartir la educación superior para formar profesionistas, académicos, investigadores y

técnicos que contribuyan al desarrollo social, científico, tecnológico, económico y cultural

del Estado y de la Nación, respetando el principio de libertad de cátedra e investigación;

ARTÍCULO 56. El personal académico goza de libertad de cátedra e investigación y el derecho a la autonomía sindical”

 

El principio descrito tiene como finalidad, transmitir conocimientos a los alumnos y hacerlos pensar al respecto, exponer en clase su experiencia profesional que retroalimente tanto al docente como al alumno, la cual es muy importante y más cuando es relativo al entendimiento de la temática, de cierta situación relacionada con la teoría, o bien, ya en última instancia, que lo que se expone amplíe el bagaje cultural o esté relacionado con la carrera en general.

Hace unas semanas la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) dio a conocer un comunicado que establecía, que en México tener más estudios no es garantía de tener un trabajo, mucho menos de llegar a tener uno bien remunerado. Por lo tanto será muy complicado recuperar a lo largo del tiempo lo invertido en una maestría o en un doctorado.

Relacionado por supuesto con lo expuesto por la OCDE, el hecho de que las carreras académicas en las distintas universidades, estén a su máxima capacidad, trae como consecuencia que los lugares o espacios para trabajar y desempeñarte como profesionista en la carrera que estudiaste, estén escasos, casi extintos.

Sin embargo, hemos de decir, que el estudiar una carrera universitaria, puede cambiarnos la vida radicalmente, nos forma como individuos, inculca valores que aplicaremos en cualquier hacer de nuestra existencia, de ahí que la educación que se busca, sea humanista.

Es por eso que los conocimientos adquiridos, así como relacionarlo con la habilidad de resolver asuntos en la práctica, y el aprender a aprender a lo largo de la vida, es decir, llegar a un punto de ser autodidacta para educarnos constantemente, es una opción deseable en todos los universitarios. La primer competencia de un egresado universitario, somos nosotros mismos, en la medida en que logremos superarnos, en esa misma medida estaremos preparados para ser grandes profesionistas.

De ahí que la Libertad de Cátedra sea un principio importante, del que deben estar conscientes los profesores, pues están formando personas, tal vez en la última etapa educativa en la que pueden influir en los futuros ciudadanos de un País.

“Libre, y para mi sagrado, es el derecho de pensar… La educación es fundamental para la felicidad social; es el principio en el que descansan la libertad y el engrandecimiento de los pueblos”.

-Benito Juárez

 

One Reply to “Libertad de cátedra en la Universidad por Carmen Urías”

  1. La felicito por el artículo publicado y seria bueno que ejemplificara con los maestos de su Facultad para ver si efectivamente se respeta la libertad de catedra, ya que debe estar sujeta un programa.
    Saludos de su maestra de Introducción.

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