Por Fabiola Lara García
Por Fabiola Lara García

La obesidad, también llamada la pandemia del siglo XXI, se cobra 2,8 millones de vidas al año en todo el planeta, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), de hecho, es la quinta causa de muerte en el mundo. Los países con menor índice de obesidad son Japón y Corea, con 4%.

México ocupa el segundo lugar de los países con mayor índice de obesidad en su población con 30%, superado por Estados Unidos, con 33.8%, asi mismo ocupamos  el cuarto lugar en obesidad infantil sólo superado por Grecia, Italia y Estados Unidos.  Lo que representa que  mas de 4 millones de niños en Mexico que sufren de sobrepeso y obesidad, los niños con obesidad de ahora serán ancianos a los 30 años.

El problema en Mexico, no es para menos, prueba de ello es que en 2013 el presupuesto que la Secretaría de Salud tenia etiquetado  para la prevención de la obesidad, no se gastó en su propósito original. La dependencia  lo destinó para atender a quienes ya presentaban padecimientos vinculados con el exceso de peso, en lugar de dirigirlo a prevenir la epidemia.

Estamos hablado de 300 millones de pesos, los que fueron autorizados dentro del Presupuesto de egresos de ese año, para acciones preventivas, empero, fueron absorbidos en resolver los abundantes padecimientos ocasionadas por la obesidad

La obesidad es más común entre la población más vulnerable de educación y recursos, especialmente mujeres. Y ello obedece, estimo yo, a que verdaderamente estar “ a dieta” o en alguna disciplina alimenticia, es costo, por citar ejemplos, los nutriólogos cobran aproximadamente de entre 300 a 600 la consulta; en los alimentos  también encontramos una cuantiosa diferencia, ya que los alimentos bajos o reducidos en grasa o azúcar son 20 o 30% mas caros que los normales, y tal vez para la gente que percibe un buen sueldo no le represente merma el gastar 20 o 30 pesos más por adquirir cierta comida “light”, pero para la mayoría de la población si lo es.

Las autoridades pueden destinar millones de pesos, como lo hemos plasmado en los párrafos que antecede, para campañas, spots televisivos, volantes y demás argucias publicitarias para convencer a la gente de que coma saludable, pero lo que necesitamos no es convencimiento, es dinero, de que sirve que una familia este consciente que debe alimentar sano a sus hijos, cuando a duras penas les alcanza para tortillas y de vez en cuando una ración de carne molida, ya no digamos carne magra, que verdaderamente es un lujo adquirirla, dado que cuesta el doble de la norma, entonces no necesitamos campañas de convencimiento, necesitamos convencer pero a las empresas que bajen sus precios, porque la opción de que suban los sueldos la veo medio difícil.

Me parece verdaderamente  irónico que, en semanas anteriores,  El Sistema de Administración Tributaria le haya condonado, multas y recargos por 929 millones de pesos a Sabritas; y  otros 150 millones  de pesos a Gamesa. Sin pronunciarnos sobre la procedencia tributaria de dichas condonaciones, quisiera ver estímulos fiscales dirigidos a empresas que producen alimentos saludables, tal vez así pudieran bajar sus costos y serian más accesibles para a población.

 

Comentarios: fabiola@plandevuelo.mx

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