.:ULTIMALETRA ES IMAGEN:.

Por Luis Rubén Maldonado Alvídrez
Por Luis Rubén Maldonado Alvídrez

 

 

Hace más de un año todos querían estar cerca de él. Tocarlo, saludarlo, besarlo y tomarse una foto con él. Era el insecto que más fama ha logrado gracias al deporte de las patadas, un balón y once jugadores.

 

En tierras brasileñas, Miguel “El Piojo” Herrera tomaba aire y veía la forma de cumplir esa promesa que hizo como si fuera político en campaña: México sería campeón del mundo en el primer torneo mundial celebrado en América del Sur desde la instauración de estos.

 

La masa pambolera, esa que idolatra al fútbol sin mucho raciocinio, le creyó ciegamente.

 

Así se desató la “piojomanía”, todo lo que hacía Miguel Herrera era celebrado en la televisión, radio, prensa y en las redes sociales. Se convirtió en el personaje más popular conforme los resultados se iban dando: Venciendo a Camerún, empatando con los anfitriones y derrotando a los croatas.

 

La televisión daba como un hecho que “El Piojo” iba a cumplirle a los mexicanos su sueño de tener una copa del mundo.

 

Hubo quienes desde un principio fuimos realistas y vaticinamos que las promesas de Herrera eran una mera ilusión mediática; nuestro fútbol no tenía (ni tiene) el nivel para avanzar más allá de lo que tradicionalmente hemos logrado.

 

Hace un año yo afirmaba en este espacio: “Un aire de nacionalismo se respira en todo México. Mientras hay fútbol es correcto sentirse patriota. Ponerse la playera verde equivale casi casi a ser un héroe nacional. Pronosticar una derrota, un mal resultado o hablar bien de otro equipo, es causal de linchamiento masivo. Ahí si nos molesta que hablen mal de nuestro país. Para la gran mayoría el amor a su país nace sólo del fútbol. Para todos es todo, pero México es mucho más que fútbol…”

Y remataba: “¿Usted cree que los jugadores nuestros van por la copa? Claro que no. La lista final de jugadores de la selección es una gran negociación de intereses de las televisoras y patrocinadores: al final de cuentas quieren figuras que vendan y ayuden a sus marcas a vender más. Como para muchos, el fútbol es todo en la vida, para las televisoras, también…”

La mayoría de los mexicanos encuentran extasis en la fantasía pambolera y la defienden como López Portillo defendía el peso: como perros.

No hay nada más intocable en este país que esa fantasía, la cual está socialmente prohibido atacar y es moralmente penado hacerlo.

Pues, tras la “piojomanía” de 2014, el único ganón fue el mismísimo insecto verde que dirige a la selección: consiguió contratos millonarios por hacer publicidad de todo tipo. Dicen que cobraba hasta por autográfos, se convirtió en conferencista, tuitero de paga, entre tantas cosas.

“El Piojo” amasó mucho dinero derivado de contratos de publicidad, a lo que comenzó a darle prioridad, impulsado por la televisora que lo llevó a dirigir a la selección nacional.

Y como el fútbol pasó a segundo término, pues los resultados también.

Miguel Herrera era “El Piojo de Oro” ese que todas las marcas y hasta partidos políticos querían de su lado para darles valor agregado. Tenerlo como vocero de sus productos o causas era porque la percepción que la gente tenía de él, era la de un triunfador.

Sin triunfos, Herrera no vale lo mismo.

Este 2015, hasta la Copa América, seguía viviendo de las “glorias” cariorcas del 2014.

Fueron a Chile con una selección que no era la titular y fracasaron rotundamente; oficialmente se dijo que la artillería pesada estaba para la Copa de Oro, misma que se juega entre los países de Norte y Centro América con los caribeños. De  mucho menor nivel, pues.

Y le ganaron a una selección amateur de Cuba (lo cual no es mérito); luego vino el empate a cero con Guatemala y posterirmente desastroso empate con Trinida y Tobago, selección que hizo historia al clavarle al equipo mexicano 4 goles, ¡lo que en otros tiempos era imposible!

¿Ese el nivel que nos prometió “El Piojo” Herrera?

 

Este torneo que se juega en Estados Unidos, que de oro sólo tiene el nombre porque si fuera por el nivel sería de cobre, representa un negocio para la FIFA y ninguna selección llena los estadios de la unión americana como la mexicana.

Así que, ¿se imagina las pérdidas millonarias que representaría que México no juagará esa final?

Pues, por lo mismo nuestra selección, arribó a la misma de manera vergonzosa: con la mágica ayuda de los árbritos, quienes con su varita mágica, hicieron aparecer faltas donde no las había para obsequiarle a nuestro equipo nacional unos penales para que pudieran avanzar a semi finales y al juego estelar.

En medio del escándalo de corrupción de la FIFA, donde ningún mexicano ha sido manchado aún, ¿no cree usted que si arreglaron partidos y selección de sedes con sobornos, no hayan arreglado los juegos para garantizar la presencia mexicana en los estadios para llenarlos y ganar millones de dólares?

Hace un año, “El Piojo” era de oro, despertaba la emoción y esperanza (sin razón) de la masa pambolera, esa misma que hoy le desprecia y pide su renuncia por haber abierto los ojos y darse cuenta que sólo es un piojo de cobre.

 

ULTIMALETRA

Hoy 26 de julio es día más que propicio para retar a La Vocal Muda a celebrar el día con unos rones cubanos…

luisruben@plandevuelo.mx

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