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¡Que se jodan los medios!

Por Luis Rubén Maldonado Alvídrez

El próximo martes habrá elecciones en los Estados Unidos en un ambiente de absoluta polarización; Donald Trump podría anunciar en menos de una semana el lanzamiento de su campaña para recuperar la presidencia que Biden le arrebató con votos. En México, Morena en voz de su líder López Obrador, calienta más el ambiente político con un ingrediente que ha estado presente desde que es presidente: atacar a los medios de comunicación.

¡Que se jodan los medios! Es una expresión que hemos escuchado de muchos políticos modernos; de quienes pertenecen a la vieja guardia mexicana era bastante común, ya que el régimen político era totalmente hermético a los periodistas y comunicadores.

La relación de los medios con el poder siempre es tensa. Sin embargo, han existido políticos que la han roto por completo cuando son gobernadores, alcaldes o hasta presidentes de la nación. En el siglo XXI esta difícil relación gobierno-medios adiciona un ingrediente particular: las redes sociales.

No hace mucho tiempo, en el estado de Chihuahua (norte de México), llegó un gobernador que desde que se confirmó su triunfo condenó a los medios de comunicación con su ira, desprecio y groserías. El maltrato hacia los reporteros y directivos era una política oficial; patearlos era ritual. Pisotearlos parte de su rutina laboral. Además del exgobernador 2016-2021, la lista de funcionarios que lo acompañaron es muy larga.

Ese mandatario quería destronar a los medios de comunicación y coronar a las “redes sociodigitales” con la firme creencia de que los medios “tradicionales” no eran necesarios para su gobierno, ni para la sociedad. Solamente las redes sociales serían el instrumento de comunicación (además de un periódico impreso oficial tipo el Granma cubano).

El encono de los medios de comunicación locales fue incubando con el paso de ese quinquenio y acabó por destrozar el bono democrático con el que obtuvo el triunfo frente al priista Enrique Serrano.

Los medios de comunicación siempre si tuvieron peso.

Dicho mandatario chihuahuense aprendió bien de la escuela de López Obrador, quien ha arreciado en su guerra contra los medios de comunicación y prefiere brindar información a personajes (de lo más diverso) de las redes sociales.

Ni el chihuahuense ni el tabasqueño han entendido que en la comunicación de gobierno no debe haber guerras de buenos contra malos, puros contra sucios, medios de comunicación contra redes sociales.

La realidad supera las utopías y en este mundo tan polarizado hay que gobernar y comunicar.

La incursión de Internet fue un primer paso mayúsculo para el consumo de información. Después llegaron las redes sociales para hacer más grande la revolución. Entre muchos mitos desde la aparición de Internet, están dos clásicos: la desaparición del periódico impreso y de los libros en formato físico. Estamos a casi un cuarto de este siglo y los periódicos siguen circulando y los libros se siguen imprimiendo.

“Fuck the media!” es una consigna muy repetida en el contexto electoral actual de los Estados Unidos. Recientemente en la elección presidencial brasileña, también escuchamos ataques e insultos contra medios de comunicación.

¿Todo gobernante debe desechar a los medios de comunicación tradicionales?

La respuesta es un contundente no.

Entonces, ¿los gobiernos o instituciones deben utilizar solamente las redes sociales?

La respuesta es no.

Cada país, estado, municipio y localidad tiene un ecosistema particular de consumo de información por parte de sus gobernados; lo primero es conocer dicho ecosistema y a sus actores preponderantes. Muchos gobernantes parecen olvidar que, con cada día que pasa, aquellos personajes que dominaban el radio o la televisión como en antaño, se han multiplicado y las audiencias de quienes eran dominantes se han fragmentado.

Lo mismo pasa en redes sociales. Hay personajes de gran audiencia y de nicho que tienen presencia e impacto.

Es decir, la comunicación de gobierno debe trabajar, tanto con medios de comunicación “tradicionales” como con redes sociales. Ambos tienen utilidad distinta para los objetivos comunicacionales que cada gobierno se plantee.

Así que establecer como mantra oficial: ¡que se jodan los medios! Va a originar un pleito permanente en el que a largo plazo pierde el gobernante, dirigente de partido o funcionario.

El despreciar la función de los medios de comunicación desde la comunicación de una institución u órgano de gobierno, comunica profunda ignorancia, la cual es demostrada por muchos funcionarios que son instalados en importantes oficinas de prensa sin el conocimiento o experiencia, que lleva posteriormente, a una negativa percepción del actuar gubernamental.

López Obrador ha sido más allá de tenaz, terco más bien, en su batalla contra los medios de comunicación que considera adversarios. Por años ha repetido el discurso contra ellos (menos contra sus favoritos, los que han ido cambiando con el tiempo) y los resultados los cosechó en 2018 con su triunfo y la credibilidad de los medios a la baja. Lo mismo le sucedió al exmandatario chihuahuense 2016-2021, quien tuvo un desprecio constante por los medios de comunicación locales, con quienes sostuvo pleito permanente. Después creció hacia algunos nacionales con el sabido resultado electoral y en detrimento de su imagen en el estado que gobernó.

Hay que usar ambas herramientas para lo que en cada lugar y circunstancia particular sean útiles. Copiar fórmulas mágicas nunca será la solución, pues en comunicación política o de gobierno no existen los milagros; existe preparación, estrategia y trabajo diario.

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Los números son fríos y en los diferentes estudios demoscópicos realizados en el pasado reciente, se puede revisar la relación entre la caída de popularidad de un gobernante y su pleito con varios medios de comunicación o con uno en particular. Ahí está el caso local, el nacional y el de Cristina Fernández cuando fue presidenta de Argentina.

Luis Rubén Maldonado Alvídrez es consultor en comunicación e imagen política.
Ganador del Napolitan Victory Award 2021.
luisruben@plandevuelo.mx Twitter: @fruslero

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