.:ULTIMALETRA ES IMAGEN:.
Estamos a días de que el PRI termine una racha triunfal que comenzó en 1998, cuando de la mano de Patricio Martínez, le arrebataron la gubernatura al PAN de Francisco Barrio. Seis años después se refrendó con Reyes Baeza la victoria frente a Javier Corral y en 2010 César Duarte venció a Carlos Borruel con una votación histórica.
Seis años después de la victoria de César Duarte, Javier Corral regresó por sus fueros y sorprendió a los mismos panistas con su victoria frente al juarense Enrique Serrano.
Los priistas en general, no podían creer la magnitud de la derrota. Meses después de la elección, aún no lo pueden creer y siguen en la búsqueda de culpables a diestra y siniestra, profundizando cada vez más, la división que los llevó a una debacle inédita.
El priismo en pleno no se quiere ver al espejo.
En todo el estado el priismo voltea a ver para todos lados para no verse en el espejo.
Jaime Humberto Hermosillo, famoso cineasta nacional, me dijo en una entrevista que al mexicano no le gusta ver cine hecho en su país porque no le gusta ver el reflejo de su realidad.
Algo así está pasando con el priismo en Chihuahua. No quieren verse al espejo para no tener que enfrentarse con las causas y factores que los llevaron a perder todo el poder.
¿Cuáles fueron factores de la derrota del PRI en el estado?
Tras dialogar con priistas de varios tiempos, grupos y municipios he llegado a determinar cuales fueron los principales factores y causas de la derrota:
- El pleito geográfico.
Cuando en diciembre fue designado Enrique Serrano como candidato del PRI a gobernador, en Ciudad Juárez brincaron de júbilo. No así en el resto del estado, especialmente en la capital. Al conformar su muy grande equipo de campaña, Enrique Serrano, empoderó a sus paisanos (según versiones) por solicitud de los mismos que buscaban empoderarse desde la campaña para impedir que ajenos al otrora poderoso “Grupo Juárez” se colarán al ejercicio del gobierno que ya sentían en la bolsa. En pocas palabras: el pleito entre “juaritos” y “chihuahuitas” vino a afectar mucho la campaña priista.
- Sed de venganza.
Como en los grandes filmes donde la venganza es el gran y único motor de la trama, la víscera y las pasiones reinaron por encima de la unidad y disciplina que distinguían al PRI. El grupo del ex gobernador Reyes Baeza (que resintió la cruda del poder de manera muy dura) buscaba afanosamente la venganza contra el grupo en el poder. Y a su vez, este grupo gobernante buscaba dejar en claro quién mandaba. Durante tres años se agudizó este pleito que hizo que se dividiera el PRI peor que en 2007.
- La soberbia.
En la campaña estatal como en las municipales y en las diputados del PRI, todos se sentían ganados. Pensaban que la estructura partidista estaba funcionando al 100% y que no hacía falta hacer nada más para ganarle a un candidato que ya había perdido contra el PRI. Historias de todo tipo sobre repartición de puestos antes de la elección se escuchan desde el municipio más alejado, así como en Juárez y en la capital. Algunos ya se veían sentados en secretarías y direcciones del gobierno estatal, a su vez.
- Desprecio a la comunicación.
La campaña de Serrano parecía que despreciaba enormemente el papel de la comunicación, el marketing y la imagen pública. A veces todo parecía ser parte de una estrategia sólida y bien planeada, en ocasiones, se notaban las ocurrencias. Nunca pudo comunicar cercanía ni en redes ni en los eventos. Cuando se contratan externos para el desarrollo, investigación y planeación de la estrategia de campaña, es para hacer caso de las recomendaciones y no para ignorarlos. Así han perdido muchos candidatos del PRI.
- Muchos generales, poca tropa.
La militancia dura del PRI sintió en todas las campañas, a lo largo y ancho del estado, que había mucho general dando órdenes y poca tropa trabajando. Por eso fueron muy pocos los triunfos. Y ahí donde se ganó hubo mucho trabajo en equipo entre generales y tropa.
- El burócrata estaba harto de las obligaciones de campaña.
El empleado del gobierno del estado acabó agotado por las obligaciones extra laborales que demandaban los jefes a favor del partido, al que le trabajaron mucho tiempo hasta con gusto. Pero, al volverse una obligación “voluntariamente a fuerzas” y bajo constantes amenazas, vino la revancha del empleado de escritorio en las urnas.
Buscar culpables en los asesores externos de la campaña, en las encuestas, en los adversarios internos, en los externos, en los traidores, en los medios y todo tipo de conspiraciones, no le deja nada bueno al PRI. Es tiempo de que los priistas tengan el valor de mirarse al espejo y auto criticarse, para posteriormente entrar en el proceso del diálogo y reconciliación, para lo cual tienen que apurarse, si aspiran a regresar a la senda del triunfo pronto.
ULTIMALETRA
Muchas felicidades al director de El Heraldo de Chihuahua, Javier Contreras Orozco por el premio obtenido que reconoce su calidad periodística. ¡Enhorabuena!
Muy buen análisis sobre la derrota del pri en Chihuahua, algo que por lo menos detectado ponga en alerta lo que se debe y lo que no se debe hacer en el ejercicio del poder.
Cuando en alguna ocasión lo comentábamos se me juzgaba de panista, de Morena y cuantos adjetivos mas.
Verse al espejo es importante para no cortarse a la rasura, colocar la mejor imagen y en la obra gubernamental; sólo faltó hablar sobre el hartazgo de la ciudadanía, el famoso vivebus, la corrupción sobre los gastos de la Cd. Judicial y mil etc.; Le felicito Sr Maldonado Alvidrez por su colaboración hoy completamente compartida y aceptada.
Su lectura es muy importante. Gracias.