Las razones del silencio de Rafael Espino de la Peña tras anunciar su aspiración por la gubernatura del estado, estaban fuera de la lógica tradicional de quien aspira a ser conocido por la ciudadanía para lograr su simpatía, y más adelante, su voto.

 

Por eso Espino se escondía de todos los temas: ante los de competencia federal, callaba. Ante los de competencia estatal, silencio puro y duro. Hay quienes sospechaban de un pacto tras la batalla del plebiscito del alumbrado público en la capital. En las sombras operadores de Cruz Pérez Cuéllar, Loera de la Rosa y Espino de la Peña, le hacían el trabajo sucio a los panistas contrarios a Maru Campos.

 

 

Parecía una alianza imposible: Loera de la mano con Cruz. Espino fundido con ellos. Todo por derrotar a Maru Campos.

 

De todos es sabido del papel de “puente” que cumplió Loera con Ariadna Montiel, quien era la responsable de Morena en la elección 2018, con el gobierno estatal. Los militantes de Morena en Chihuahua, renegaban diariamente de las concesiones que Loera tenía con el gobernador panista de Chihuahua, así como la bancada en el Congreso del Estado.

 

Loera y sus aliados en Morena eran también parte del equipo de Palacio de Gobierno. La guerra por el agua de Chihuahua, rompió temporalmente esa alianza con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Hasta que el vacío que dejó Loera de la Rosa lo ocupó Rafael Espino de la Peña, quien suturó las heridas entre López Obrador y el mandatario panista de Chihuahua: hoy hay luna de miel entre ambos, producto de un pacto para fortalecer a Rafael Espino de la Peña como el “tapado” para ocupar la gubernatura con el apoyo de Palacio Nacional y de Palacio de Gobierno de Chihuahua.

 

De otra manera no se entiende. Espino de la Peña anda repartiendo como volantes publicitarios, las copias de los supuestos cheques que recibió Cruz Pérez Cuéllar y promete explicarle todo a su amigo el presidente antes del 5 de diciembre, todo para impedir el registro del senador por Chihuahua.

 

Maru Campos es otro objetivo de este pacto entre la administración corralista y el morenista Espino de la Peña.

 

Espino de la Peña tiene espías dentro de la estructura del ayuntamiento. Hay sapos azules que se quieren pintar de guinda. Quizás por resentidos o por agradecimiento por jugosas aportaciones provenientes de la causa del empresario chihuahuense.

 

Quitar a Maru Campos del camino para poner a un candidato débil como Madero, le abre el camino a un Rafael Espino de la Peña, conocedor de que puede negociar la derrota con el senador panista y llegar a un gobierno de “coalición” con el panismo afín a Madero.

 

Así que no descarte, de prosperar el pacto del corralismo con Espino para quitar del camino a Maru Campos y a Pérez Cuéllar, que el empresario chihuahuense se convierta en el candidato de Morena y el elegido de Dante Delgado.

 

Esto se comenta en las mentes de muchos analistas políticos que con café, agua y vino analizan la realidad y futuro político de Chihuahua.

 

Todos coinciden: Javier Corral tiene un golpe certero para debilitar a los operadores de la estructura del PAN afín a Maru Campos, de hacerlo y lograrlo, esperan espantar a la estructura que sigue a la alcaldesa para abrirle el Palacio de Gobierno de Chihuahua a Rafael Espino de la Peña.

 

Estas y más teorías, inundan las conversaciones sobre política en nuestro estado el día de hoy.

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