La dupla Peje-Trump, ¿es inevitable? Por Luis Rubén Maldonado Alvídrez

.:ULTIMALETRA ES IMAGEN:.

Por Luis Rubén Maldonado Alvídrez
Por Luis Rubén Maldonado Alvídrez

 

La realidad nos alcanza. Y sí por la víspera se sacan los días, muchos mexicanos están resignados a que el destino está escrito: Andrés Manuel López Obrador será presidente de México en 2018.

 

Después de los resultados electorales del pasado domingo donde el PRI perdió su hegemonía en los 12 estados que renovaron sus congresos, alcaldías y gubernaturas, parece que el presidente Peña Nieto se estaba curando salud, cuando días antes de los comicios, puso en la agenda el “mal humor social” que parece ser el gran ganador de los mismos.

 

Cuando en campañas como la de 2006 y 2012 que el hoy presidente de Morena criticaba las estrategias de imagen y mercadotecnia política de sus adversarios por no ser “racionales” y por, según sus dichos, “engañar al pueblo con espejitos que los manipulan con emociones”.

 

Parece que Andrés Manuel una vez más relajó sus posturas. Y al igual que Ollanta Humala en Perú, claudicó y suaviza sus posturas y ha logrado limar asperezas con la “mafia del poder” a la que tanto criticó. Así, puede uno ver que AMLO, quien sólo daba entrevistas a Carmen Aristegui y ahora ya lo vemos muy aliado de quienes calificaba como un mal para el país: Loret de Mola, López Dóriga, Ciro Gómez Leyva.

 

Además, entendió que apelar a la razón del electorado es la debacle segura en un proceso electoral. Las razones no ganan elecciones, las emociones sí.

 

Por eso, AMLO decidió su estrategia desde que MORENA se convirtió en partido político: estimular el odio social, enojar a la sociedad y convertirse en el héroe capaz de controlar y apaciguar ese mal humor social, obvio con votos a su favor.

 

Andrés Manuel cuenta una historia que fomenta el odio y genera el miedo. Y ese miedo lo canaliza hacia sus rivales, a los que son diferentes a él y, por ser el héroe, el redentor; su narrativa es la única capaz de salvar al pueblo.

 

Es una de las razones por las que encabeza las preferencias rumbo al 2018 en nuestro país.

 

Pasa lo mismo en los Estados Unidos con Donald Trump.

 

El magnate y celebridad que literalmente secuestró la candidatura del Partido Republicano es el principal pirómano de ese proceso electoral al igual que Andrés Manuel; ambos buscan incendiar sus respectivos países, con el único afán de lograr el triunfo en la elección presidencial de este año en EUA y en 2018 en México.

 

Incendiar al país y culpar a sus enemigos es una estrategia que le ha funcionado mucho mejor a Trump, quien con su poder incendiario ha retado hasta el mismo Papa Francisco en duelo mediático y ha salido victorioso.

 

Un analista de la política de los Estados Unidos, me dijo en plena elección presidencial en 2000, que el electorado americano nunca vota por alguien aburrido, “siempre el ganador es alguien divertido”. Si comparamos a Hillary con Trump, sin duda el segundo no es nada aburrido, es como una montaña rusa mucho más irregular que las normales.

 

En el caso mexicano, nadie puede negar que Andrés Manuel es también una especie de montaña rusa al estilo de Trump: incendiario, ocurrente, hábil en los medios y un gran canalizador del odio.

 

Los sentimientos sí ganan una elección cuando son a favor y pueden ser mortales en contra. Peña Nieto, a pesar de haber ganado de manera contundente la elección, ha sido víctima del odio social que el Peje ha fomentado y al que el Partido Acción Nacional se ha sumado, reviviendo su estilo de confrontación anti priísta de la década de los 80, mismo que aquí en Chihuahua recordamos bien: en aras de la democracia, la violencia panista era permitida; justo como el Peje lo hizo en 2006, 2012 y justo ahora.

 

Ante la hegemonía priista en gran parte del país (caso Chihuahua, por ejemplo donde el PRI domina los tres niveles de gobierno) en casi todo el país, los ánimos sociales están fértiles para que el único culpable de todo, sea el PRI, puesto que es el único partido gobernando en muchas ciudades y estados.

 

Los resultados electorales del domingo, demostraron que el mal humor social, al que se refería el presidente Peña, no benefició de manera directa al Peje y a su partido. Pero, eso se puede entender porque MORENA tiene una estructura nueva y pequeña para hacer frente a elecciones estatales.

 

Que el PAN se haya alzado con la victoria en siete estados, no significa que la victoria en 2018 ya sea de ellos.

 

Andrés Manuel seguirá haciendo uso de los tiempos oficiales para seguir despertando el odio ahora con la ayuda de sus otrora enemigos de los medios de comunicación y ganando adeptos, mientras culpa de todo al presidente Peña Nieto y al PRI. Razón por la cual, ya muchos dan por un hecho que Andrés Manuel ya tiene ganada la presidencia. Unos fomentan esa afirmación con júbilo, otros con resignación.

 

Pasa lo mismo en los Estados Unidos: entre más atacan a Trump, más se fortalece. Y por eso, para muchos electores de nuestro vecino del norte, la victoria de Trump es prácticamente un hecho.

Así que, la realidad electoral post electoral en México y preelectoral en los Estados Unidos, para muchos, indica que Trump y Andrés Manuel serán la dupla inevitable que gobernará en sus respectivos países.

 

¿Se lo imagina?

 

ULTIMALETRA

Dice Héctor Aguilar Camín que, “en el juego de la vida o el destino, la gente no llega tan lejos como lo augura su talento, sino como lo permiten sus limitaciones”, en alusión a algunos actores políticos “priistas” cuya única virtud es destruir por placer. Lo bueno es que ya les quedan pocos días de fuero.

luisruben@plandevuelo.mx

Deja un comentario