Si clamas justicia en las calles; empieza en tu casa por Fabiola Lara García

0
Por Fabiola Lara García
Por Fabiola Lara García

Este artículo se lo dedico principalmente a aquellos jóvenes que ahora con lo de Ayotzinapa les salió el Che Guevara que llevan dentro y están más puestos que Fidel Castro cuando derrocaba a Fulgencio Batista.

A ti, joven que consideras que plantándote en una plaza profiriendo toda clase de alaridos y vituperios en contra del gobierno; a ti que crees que la mejor decisión para construir un mejor país, es a base de destrucción.

A todos ellos:

Puedo comprender los sentimientos de profunda decepción, impotencia y desesperación que imperan en las familias de los jóvenes del caso Ayotzinapa. Lo que no me explico es cómo podemos ser tan solidarios con ese caso, que está a muchos kilómetros de Chihuahua e ignoramos a nuestro prójimo chihuahuense en estado de marginación.

Me pregunto, además, ¿si la gente de Ayoptzinapa, en su momento, también salió a las calles a practicar cuanto caos se les ocurriese cuando en Chihuahua se perpetraban mínimo 5 homicidios diarios, de jóvenes, ancianos, niños, cuando las tragedias de Creel o Villas de Salvarcar?

Yo no recuerdo a la gente de Ayotzinapa manifestándose. ¿O qué acaso esos estremecedores sucesos de Chihuahua son menos importantes que los 43 jóvenes de Ayotzinapa?

La respuesta tal vez sea, que en esos momentos no se buscaba un pretexto para desestabilizar al gobierno, como sí lo es en este contexto político en el que nos encontramos. Y es verdaderamente deleznable valerse de esas situaciones para esos fines.

Se que estas líneas se alejan de la corrección política que esperan los manifestantes; del maniqueísmo que siembran como la única y absoluta verdad.

Quisiera saber, además de los gritos y destrucciones aportan al país, ¿qué hacen por su ciudad, por su vecino?

Acaso, ¿acuden a asilos a darles unos momentos de alegría a esa parte de la población mexicana quizás tan olvidada por sus familias?

¿Asisten con los niños de las casa hogares con juguetes, ropa o brindando donativos?

¿O por lo menos acuden regularmente a sus clases y verdaderamente toman la clase? ¿O sólo van a  calentar la butaca?

Total, nuestro país no necesita profesionistas que pueden aportar algo verdaderamente sustancial al país.

Quisiera recordarles que ellos no son 43, bueno fuera. Que la población marginada, altamente vulnerable de México fuera esa cifra, quisiera recordarles que esa parte de la población es más del 50%, no solo 43, y si están tan estresados por la situación mexicana, y son tan impetuosos y tienen tantas ganas de luchar, yo los invito a que luchen…. con todas su fuerzas, pero en contra de la soledad de los ancianos olvidados en los asilos; contra la frustración y tristeza de los niños de los orfanatos; contra el hambre y frío de las personas en que viven en extrema pobreza.

Que fácil es ser candil de la calle.

Que fácil salir a gritar y a exigir justicia cuando en nuestras propias manos esta proporcionar un poco de justicia con esa gente vulnerable, pero desgraciadamente, no lo hacemos.

Por que es mas fácil hacer desmanes, que dedicar una porción de nuestro tiempo y dinero a un fin verdaderamente noble y realmente útil: la sonrisa de una persona de la tercera edad o un niño cuando le obsequias, ya no algo material, sino un poco de tiempo. Eso es invaluable, eso para mi es servir a México y a Dios.

 

Comentarios: fabiola@plandevuelo.mx

 

Deja un comentario