.:ULTIMALETRA ES IMAGEN:.
El gran enigma en la política de nuestro vecino país del norte es: ¿Cómo fue que a los gringos se les colará Donald Trump en la contienda por la candidatura presidencial del Partido Republicano?
Esta duda carcome al más experto politólogo nativo o importado en los Estados Unidos. Nadie se explica cómo se les fue a colar, en un sistema político con tantos controles como el de nuestros vecinos.
La aspiración del excéntrico magnate Donald Trump para ocupar el lugar de Barack Obama, comenzó como una ocurrencia de él mismo y fue tomado como un simple chascarrillo por la opinión pública.
¿Por qué Trump no era para tomarse en serio?
Pues porque Trump es producto del mundo del espectáculo. Hay que recordar que se convierte en un personaje relevante para el consumo de los medios de comunicación, cuando se estrena como conductor del reality show “The Apprentice” que revoluciona este género; llevando la competencia empresarial a la pantalla chica, donde el ganador gana un cuarto de millón de dólares y la oportunidad de dirigir un proyecto empresarial en el gran emporio de Trump.
Para la gran mayoría de los estadounidenses, Donald Trump es primero una celebridad. Una celebridad excéntrica, vulgar, grosera, violenta, agresiva en su papel como juez de ese famoso reality show que está presente en las pantallas de los Estados Unidos desde 2004.
Desde hace más de una década, el magnate se ha mostrado tal y como es en la televisión de aquel país. Por eso me sorprende que a muchos les sorprenda el proceder público de Trump: ha forjado su imagen pública precisamente en ser vulgar, violento y agresivo como celebridad de los medios masivos de los EUA.
Además, como empresario exitoso que es, conoce las técnicas de mercado, mismas que ha aplicado para delinear su discurso y estrategia de campaña: decirle a sus compatriotas lo que quieren oír, para ganar reflectores, marcar agenda y crecer en la opinión pública.
El poder del discurso de Donald Trump es el populismo. Pero también es un payaso y además un intolerante.
Aunado al poder de su discurso populista está su habilidad histriónica y conocimiento mediático, además de su gran chequera, que le ha permitido intimidar a quien lo contradice, logrando así que nadie lo pueda someter; entre más payasadas dice, aún contra el mismo Papa Francisco, su popularidad sube.
Es un hombre que en su desempeño público ha comprobado ser racista, soberbio, xenófobo y beligerante al que nadie ha podido detener. En cuanto alguien lo cuestiona, las redes sociales destrozan al atacante hasta neutralizarlo. El mero estilo fascista que tanto le criticaron los capitalistas a los dictadores comunistas durante la Guerra Fría.
Trump es un populista total que va avanzando en su camino a la candidatura a la presidencia de los Estados Unidos ganando adeptos, gracias a la conexión que ha hecho con los extremos más conservadores del electorado, utilizando su habilidad mediática, su poderoso discurso populista y una gran maquinaria mediática para destrozar a sus enemigos.
¿Acaso seremos tan idiotas los chihuahuenses tan idiotas como los gringos como para dejar pasar un personaje similar en las venideras elecciones a gobernador?
El caso del populista en ciernes, Donald Trump, debe poner nuestras alerta en nivel máximo.
Uno de los candidatos a gobernador tiene tantas similitudes con Trump que da miedo.
Ha intentado la misma fórmula desde hace más de una década: el intentar convertirse en una celebridad en los medios de comunicación nacional pero, a diferencia de Trump, este individuo juega en la cancha de las “celebridades intelectuales”.
Ha sido populista toda su vida pública, además de un intolerante comprobado con quienes disienten de él. Al igual que Trump, sólo su verdad vale y, peor aún es absoluta.
Su especialidad, al igual que el republicano Trump, son los pleitos permanentes. Siempre tiene un villano (real o falso) contra quien pelearse de manera vulgar, al inicio y posteriormente violenta, pero con un ingrediente adicional muy a la izquierda: marchas y plantones.
En contraste con Trump, no tiene una gigantesca chequera, carece de total carisma y no es profeta en su tierra.
¿De quién se trata? Pues búsquelo en el corral del Partido Acción Nacional bajo el nombre de Javier.
¿En serio cree este señor que los chihuahuenses somos tan idiotas como para creer que un émulo de Donald Trump es digno de gobernar el estado?
ULTIMALETRA
Ayer hubo toros en La Esperanza y el viernes en Ciudad Juárez de la mano del amigo Antonio García “El Chihuahua” y Pablo Hermoso de Mendoza, en el inicio de lo que promete ser un año muy taurino en el estado. ¡Olé! ¡Sí a los toros!