Por Ramón Gerónimo Olvera
Por Ramón Gerónimo Olvera

Pongamos un lingote de oro en cualquier lugar público y en cuestión de minutos le saldrán miles de dueños. Así sucede en la hermana república de poetas, basta anunciar que se organiza un encuentro con gastos pagados o que se publicará una antología y debajo de cada piedra nos llegará un poeta con un lingote custodiado bajo el sobaco. Alguno dirá que lleva escritos solo tres poemas pero que a la tía Cuca le enternecieron hasta las lágrimas, otro más ha recibido comentarios entre pasillos que su poesía vino a destronar los grandes hitos de occidente. Seamos honestos: la humildad no suele ser frecuente en los poetas.


La faceta de José Revueltas como poeta es poco conocida y estudiada, pareciera que la mezcla entre su excepcional narrativa y su excesivo pudor –contrario a los casos arriba descritos- le llevaron a caminar poco por la poesía, siendo que tenía una manera extraordinaria de crearla.


Nos dice en el poema La expiación:


“Estoy aquí detenido, en medio, sin objeto/ Puede caer el mundo sobre mi cabeza/ Y con el mundo los hombres y los animales/ Mas yo busco las piedras, las más profundas piedras/ Busco las iglesias y las piedras de las iglesias/ Las piedras de los apóstoles y los profetas/ Las piedras de las piedras/ Por que solo las piedras lloran/ Y tienen ojos/ Y están tristes en mitad del camino/ Como yo, que soy una piedra sin límites/Cansado y sin océano.”


Estamos ante la atmosfera de Revueltas, una poesía que no se muestra articulada para movernos hacia algo o alguien, sino con el ígneo desconsuelo del existencialista que no saca el paraguas ante el aguacero. El nihilismo encuentra en las atmósferas de Revueltas -ya sea como narrador o poeta- a uno de sus mejores agricultores. Pero hay una paradoja interesante en su obra, la distancia entre la militancia personal y la estética literaria. El Revueltas hijo de su tiempo está fascinado con el relato Marxista de que la historia tendrá necesariamente un fin paradisiaco, pero en cambio el hombre, está destrozado por la angustia existencial, de esta paradoja surge un personaje fascinante que este 20 de noviembre cumpliría un siglo.


La vocal felicita Ramón Quintana por el premio recibido, un ambientalista de eso que tanta falta nos hacen.

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