Foto: ERE.net

Un artículo del periódico francés Le Monde ha llamdo la atención del mundo entro por documentar una nueva tendencia ha comenzado a tomar fuerza entre los jóvenes profesionistas europeos: el rechazo consciente a escalar posiciones en la empresa o el gobierno y la búsqueda de una vida laboral más tranquila y significativa. Este fenómeno, conocido internacionalmente como “unbossing”, está cambiando la manera en que las nuevas generaciones ven el trabajo y el éxito.

De la competencia feroz al equilibrio personal

Paulinae de 31 años, trabaja en la comunicación de un teatro en la ciudad de Toulouse. Hasta hace poco, era la típica “matadita”: destacada en la escuela, competitiva en deportes y siempre buscando el siguiente logro. Sin embargo, cuando le ofrecieron un ascenso, lo rechazó. Ahora, sueña con un puesto en la taquilla, donde pueda despejarse y disfrutar de su tiempo libre.

“No quiero vivir para trabajar. Prefiero tener tiempo para mí, para mi familia, para mis hobbies. El éxito ya no significa tener el mejor puesto, sino estar bien conmigo misma”, cuenta Paulina al citado medio francés.

¿Para qué tanto sacrificio?

Yacine, al egresar de arquitectura, tampoco siguió el camino tradicional. Después de años de desvelos y sacrificios, decidió no buscar el puesto en la gran firma, sino trabajar en proyectos pequeños y con horarios flexibles. “Muchos me dicen que desperdicié mis estudios, pero yo prefiero vivir tranquilo que estar estresado todo el tiempo”, afirma.

La nueva ambición: vivir mejor, no trabajar más

Según una encuesta reciente en Reino Unido, más de la mitad de los trabajadores menores de 30 años no aspiran a ser jefes. Consideran que los puestos gerenciales son demasiado estresantes y poco gratificantes. En América Latina la cultura laboral sigue valorando el ascenso y el salario, mientras en Europa, cada vez más jóvenes cuestionan si vale la pena el sacrificio.

La socióloga Anne-Marie Guillemard lo llama “el pacto roto”: los jóvenes invierten en educación y esfuerzo, pero no reciben a cambio ni estabilidad ni felicidad. “Pensé que cuanto más trabajaba, más seguro estaría en el futuro. Pero ni el título ni el puesto me dieron la tranquilidad que buscaba”, comparte Perrine, otra joven profesionista francesa.

¿Y las empresas? ¿Qué ofrecen ahora?

Las empresas europeas enfrentan un reto: si ya no basta con ofrecer ascensos y aumentos, ¿cómo atraer y retener talento? La respuesta parece estar en la flexibilidad: horarios reducidos, días sabáticos, trabajo remoto y proyectos con sentido social.

“Hoy, lo que más valoran los jóvenes es el tiempo. Quieren trabajar, sí, pero también vivir. Las empresas que entiendan esto serán las que sobrevivan”, señala un experto en recursos humanos.

El “unbossing” llegó para quedarse. No es una renuncia al trabajo, sino una nueva forma de entenderlo. Los jóvenes europeos están redefiniendo el éxito: menos estrés, más vida. Y en ese camino, quizá todos tengamos algo que aprender. Tendencia que comienza a permear, poco a poco, en América Latina.

Con información de Alice Raybuad para Le Monde

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