Gerardo Cifuentes Nava, investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM, estuvo en el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), delegación Chihuahua, con el propósito de compartir con el personal de este instituto las experiencias del Grupo de Exploración Geofísica, poniendo como ejemplo algunos casos de investigación en los que han participado él y su equipo.
La exploración geofísica consiste en el conocimiento estructural del subsuelo por medio del uso de instrumentos de alta tecnología de gran precisión, los cuales, a través de la obtención de datos y de sus interpretaciones físico-matemáticas, aportan información importante para prevenir situaciones de riesgo en instalaciones urbanas, realizar diagnósticos de edificios históricos, investigaciones en zonas arqueológicas, así como prospecciones geológicas, entre otras aplicaciones.
Los investigadores René Chávez, Esteban Hernández, Alejandro García y Andrés Tejero, al lado de Gerardo Cifuentes y un equipo de estudiantes de la UNAM, han participado en varios proyectos de prospección geofísica, y durante su exposición en el Centro INAH Chihuahua, el especialista detalló seis de estos casos en los que se ha realizado estudios de tomografía de resistividad eléctrica en tercera dimensión.
Con este método, a través de la interpretación de reflexiones de ondas del subsuelo obtenidas con el uso de electrodos, se determina la relación de los materiales del suelo, es decir, el agua, las sales y la porosidad de las rocas.
El primer caso a explicar fue el de la subsidencia y fracturamiento en la Ciudad de México, problemática que ha provocado el hundimiento de una parte del centro de la ciudad hasta 40 centímetros por año. Habló también acerca del hundimiento en la Ciudad de Guatemala, un fenómeno que en el año 2007 y posteriormente en el 2010 provocó que se abrieran dos enormes cráteres en zonas urbanas. Ambos estudios se realizaron con el propósito de definir las causas, detectar las zonas de riesgo y tomar medidas preventivas.
Explicó también el caso de los tubos de lava de la reserva ecológica del Pedregal de San Ángel, un espacio ubicado en la Ciudad de México en donde la antigua actividad volcánica y el flujo de lava en el subsuelo, originaron grandes cavidades subterráneas. Un caso más de estudio fue el de los túneles de la Catedral de Morelia, tema que había permanecido como una leyenda urbana hasta que por medio de la ciencia y la exploración geofísica fue comprobado, encontrando la existencia de varios corredores en el subsuelo.
Por último, habló acerca de dos casos de exploración en zonas arqueológicas: el primero en el sitio de El Pañhú en el estado de Hidalgo, en donde la humedad había provocado el desplazamiento de una de las pirámides; así como el caso de El Osario y El Castillo de Kukulcán en la zona arqueológica de Chichen Itzá en Yucatán, donde se comprobó la presencia de un cenote de aproximadamente 35 metros debajo de la pirámide.
Gerardo Cifuentes mencionó que cada uno de estos casos de investigación ha servido como tema para diferentes tesis publicadas por la UNAM. “Una parte muy valiosa también, además de los resultados de las investigaciones, es la puesta en práctica de los conocimientos por parte de los alumnos, así como su documentación y divulgación”, comentó. Asimismo, mencionó la importancia de relacionar las investigaciones científicas con la parte antropológica, ya que finalmente estas investigaciones se realizan con el propósito de analizar y prevenir consecuencias sociales.
El delegado estatal del INAH, Jorge Carrera Robles, agradeció al doctor Cifuentes por su intervención, reiterando el compromiso de llevar a cabo posibles proyectos a futuro y haciendo mención de que en Chihuahua, al igual que en el caso de Morelia, mucho se ha hablado acerca de la existencia de túneles en el Centro Histórico, por lo que hizo la propuesta de un posible caso de investigación en la Ciudad de Chihuahua.