EN PLAN DE VUELO

Me produjo sobrada hilaridad los múltiples comentarios y expresiones en contra de la visita del Donald Trump a nuestra patria en días pasados, lo anterior toda vez que tal parece que al grueso de la población mexicana Trump les cae pero más que de la patada; no concibo porqué motivo, si nosotros mexicanos amamos lo que Trump representa.
¿No estamos acaso contando los días para el próximo puente o día inhábil para comprar los billetucos verdes y largarnos despavoridos a El Paso de shopping?
¿No vociferamos por todas las esquinas que preferimos la ropa o artículos gringos ya que según nosotros son de mejor calidad?
¿No marcamos como uno de nuestros mayores anhelos tener la posibilidad económica de llevar a nuestros chilpayates a Disney y presumimos las fotos con el Mickey Mouse y las princesas y los castillos?
¿No optamos por realizarle mejoras a nuestro domicilio con productos importados de gringolandia o bien acudimos a los negocios que expenden alimentos de comida rápida de EUA?
¿No buscamos con ahínco la oportunidad para que nuestros vástagos nazcan en el Otro Lado, dizque para darle una mejor calidad de vida y ampliarles el horizonte de su futuro ya que a México no se le ve mucho color, según opinan los que tienen hijos con la doble nacionalidad?
Entonces, ¿por qué nos odiamos tanto a Trump, si ni nosotros mismos no hablamos bien de nuestro país? Si tal parece que repudiamos y nos asquea todo lo “made in Mexico”, como si lo hecho en esta tierra fuera sinónimo de bazofia.
Tíldeme de loca, si usted así lo considera, pero piense en su interior si en las tiendas, no opta por producto extranjero, no necesariamente gringo, al comprar un vino, le apantalla más el foráneo que el local, seguramente porque si es elaborado aquí ha de ser malo.
Si realmente nos irritara la concepción que Trump tiene de nosotros, saldríamos a la defensa de nuestro país y de la calidad de nuestra gente y no sobajaríamos nuestros productos ni nuestros esfuerzos; verbi gracia lo que pasó con talentosa gimnasta Alexa Moreno, vituperada a más no poder por su complexión física, y muy pocos compatriotas salieron en su defensa. Probablemente si fuera francesa hasta la foto del perfil de Facebook cambiábamos con la bandera de tal nación.
No voy a jugar a la hipócrita: yo si te quiero, Donald Trump, porque reconozco que bien que me agrada acudir a engrosar mi guardarropa con ropa en El Paso. Me gusta Winnie The Pooh y colecciono sus peluches y claro que deseo llevar a mis hijos a Disney y a saludar a las ballenas a Sea World, asimismo, gustosa me deleito con platillos y comida extranjera.
Entonces me cuestiono ¿qué tenemos en contra del magnate político Trump?, puede ser que el problema estribe en que este afirmó en voz alta, lo que nosotros decimos en voz baja, que éste con palabras reflejó nuestras acciones, nuestro odioso pero seductor malinchismo y deleznable aprecio por nuestro México.
Salgan esos Trumpistas de clóset, no sean hipócritas.
ESCALAS
1. Habemus hueso. Ya repartió el IEE las diputaciones pluris y los chiquipartidos están felices. El Partido del Trabajo prolonga la dictadura de Rubén Aguilar.
2. Habemus huesote. La UACh tiene nuevo rector en la figura de un joven humanista que tiene una gran responsabilidad: devolverle la dignidad a la UACh.
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