Por Antrop. Marco Gutiérrez Mendoza
Por Antrop. Marco Gutiérrez Mendoza

El Estado mexicano es heredero de una tradición presidencialista, a lo largo de todo el siglo XX se fomentó y fortaleció la figura presidencial a tal grado que en múltiples ocasiones la división de poderes se diluyó en una sola orquesta, donde el Ejecutivo llevó y ejecutó la ultima palabra. El control sobre los Estados entraba también en el concierto del poder, no fue sino hasta que en inicios del siglo XXI con la alternancia política, la consolidación de la política neoliberal y el cambio democrático, cuando las fuerzas estatales y municipales comenzaron a tomar el control en la toma de decisiones en las entidades federativas; lo paradójico es que durante los dos periodos presidenciales de la alternancia, fue cuando los poderes locales funcionaron de manera mas autónoma por lo menos en el papel, ya que no se presentaron cambios y renuncias de gobernadores.

 

Hoy la situación se ha modificado, el presente gobierno federal ha heredado males añejos de sus predecesores priistas, mas los desarrollados durante los gobiernos panistas, principalmente la inseguridad. El Presidente Enrique Peña Nieto, a dos años de haber comenzado su mandato, tiene que manejar un país convulso por la violencia, inconforme por las alzas en los precios de las gasolinas y la canasta básica y ante todo, inquieto por las reformas estructurales y modificaciones en instituciones emblemáticas como el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y Petróleos Mexicanos (PEMEX). Mientras todo esto ocurre, el presidente tiene que gobernar y a la vez proyectar una buena cara del país fuera de sus fronteras, en todo esto parece que la Secretaria de Gobernación (SEGOB) en voz de su titular el Lic. Miguel Ángel Osorio Chong es el que tiene mas trabajo que nunca; la atribución principal de este organismo (de la SEGOB) es la de ser “responsable de atender el desarrollo político del país y de coadyuvar en la conducción de las relaciones del Poder Ejecutivo Federal con los otros poderes de la Unión y de los demás niveles de gobierno para fomentar la convivencia armónica, la paz social,  el desarrollo y el bienestar de los mexicanos en un Estado de Derecho.”[1]. La situación de inestabilidad, aunado a las atribuciones y responsabilidades de esta Secretaria, hace que el Lic. Osorio Chong sea visto interviniendo en Michoacán al encabezar las negociaciones con las Autodefensas y la renuncia de su gobernador; luego en Tamaulipas, procurando las condiciones de Derecho; posteriormente en el IPN mediando con los estudiantes, por arbitrariedades en la modificación educativa, y por ultimo, en Guerrero con la desaparición de normalistas en el mes de septiembre pasado.

 

Al parecer el Secretario de Gobernación debe de, en cada una de estas situaciones, mostrar toda su astucia política y mediadora porque ninguna de estas cuestiones es algo menor, en todas ellas se ha quebrantado los derechos de los ciudadanos, violentado el Estado de Derecho y en bloque han causado una gran insatisfacción, no solo en los lugares afectados, sino en todo el país.

 

Una de las probables causas por las que el ejecutivo tiene estos retos, sin deslindarlo de su responsabilidad, es que los Estados se comienzan a vislumbrar características políticas feudales, donde ordenes estatales y municipales, al mas puro estilo de los señores feudales, hacen y deshacen. Así en los casos antes mencionados se vio que las policías atropellan los derechos de los pobladores y no combaten al crimen organizado; no se procuran las condiciones para que exista una gobernabilidad en la que todos los individuos tengan las condiciones para una vida tranquila y con oportunidades; aparecen personajes político y funcionarios con atribuciones ilimitadas, y a todo esto hay que sumar el hecho que en México calan problemas de antaño como falta de empleo, pobreza extrema y falta de oportunidades en general.

 

Somos una Republica en la que existen Estados que se rigen por sus propias reglas, pero lejos de que ello nos lleve a una condición de prosperidad en los últimos años ha propiciado que se vivan realidades terribles y en las que los pobladores poco o nada pueden hacer. Es necesaria una revisión en las atribuciones de los tres niveles, ver la forma en que la SEGOB no cumple la función de un bombero apagando incendios a lo largo y ancho del territorio nacional. Max Weber establece que el poder de un Estado radica en que solo él puede hacer uso de la violencia y vigilar la convivencia solidaria entre los ciudadanos, es alarmante que en nuestro país el uso de la fuerza muestre un crisol tan robusto, a tal grado que la sociedad civil tenga que llegar a responder con la misma medicina; se debe de procurar una sociedad armónica y ordena, mas solo podrá ser posible en la medida en que se erradiquen a niveles mínimos casos de impunidad, abuso de poder y la irrupción del crimen organizado, esa es la tarea primordial no solo de la SEGOB sino del presidente, gobernadores, presidentes municipales, diputados (nacionales y locales), magistrados y jueces; es una unión entre los tres poderes desapareciendo los absolutos en una republica que enfrenta los retos del neoliberalismo que la azotan constantemente con políticas capitalistas de libre cambio voraces que pretenden acabar con la diversidad y riqueza cultural, solo así y entonces podremos hacer un frente común como nación.

[1] http://www.gobernacion.gob.mx/es_mx/SEGOB/Atribuciones

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