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Por Luis Rubén Maldonado Alvídrez
Por Luis Rubén Maldonado Alvídrez

Es una verdadera plaga y nadie hace nada contra ella. Comerciantes de todas las zonas de la ciudad de Chihuahua, desde las plazas comerciales de la pujante zona del Periférico de la Juventud, avenida de La Cantera, pasando por Chihuahua 2000 y alrededores; el centro de la ciudad y las ubicadas en el la parte sur de la capital, todas y me refiero a TODAS, han sido visitadas por una mafia de extorsionadores a los que la autoridad no pone un alto.

 

Y es quizás, porque hacen su trabajo tan pero tan discreto y ante la confusión de los comerciantes, es probable que no sepan qué hacer ante la singular extorsión de la que son objeto.

 

La Cámara Nacional de Comercio está también dormida en sus laureles en el tema: nadie ha salido a denunciar. No sabemos si por miedo o porque ya tienen asociados a estos extorsionadores.

 

Mientras todos los comerciantes de la capital sufren en silencio, este cáncer de extorsiones tan sui géneris, ha llegado a los restaurantes, de todas las plazas, centros y zonas comerciales. Su manera de abarcar tan rápidamente el territorio citadino, se asemeja al de un cártel bien organizado.

 

En el Paseo Bolívar todos los restaurantes, bares, cantinas y cafés han sido visitados por esta legión de extorsionadores que confunden y amenazan a los empleados de los negocios. Pero también en el centro y las zonas de moda como el famoso Distrito 1 y hasta el más humilde puesto callejero ha sido víctima.

 

¡Ya estuvo! Es tiempo de que las autoridades estatales y federales hagan lago al respecto.

 

Si la lastimada CANACO no quiere hacer nada sobre el tema, cómo sí lo hacían antes de manera pública en otros temas ajenos al comercio, pues es tiempo de que intervenga la Secretaría de Economía que encabeza Manuel Russek, quizás la delegación federal del rubro y la gente del área de seguridad del gobierno estatal que comanda César Duarte: Jorge González Nicolás y el famoso Comandante Rocha.

 

Y no son hechos aislados.

 

Ante la desaparición de la Cámara Nacional de Restaurantes y Alimentos Condimentados (CANIRAC) en Chihuahua, pues este gremio se encuentra tan indefenso como los desamparados comerciantes. Sin embargo, por iniciativa de un expresidente de esta cámara, el famoso Agustín Flores, se reunieron el pasado miércoles por la noche para tratar este escabroso tema.

 

Resulta que este ejército de presuntos extorsionadores, llegan a cualquier tipo de negocio, sin importar su lejanía, para exigir pagos anuales por…¡escuchar música!

 

Si. Estos legionarios de “la legalidad”, no piden, exigen este pago anual con modos tan amenazadores como los de los extorsionadores, diciéndoles a encargados y gerentes de los mismos que si no pagan, les cerrarán el establecimiento y además serán sujetos de un feroz proceso judicial por violar la Ley Federal del Derecho de Autor.

 

Déjeme le explico. Resulta que si usted tiene un taller, cocina económica, puesto de mariscos, cantina, bar, tienda de ropa o cualquier tipo de negocio, se tiene que mochar con estos “inspectores” por poner cualquier tipo de música: ya se del espectro radiofónico, de algún canal musical de televisión o de cualquier servicio de paga por internet como Spotify.

 

Si pone la música desde su computadora o desde un disco, también tiene que pagar. Si decide apagar el radio, estos “inspectores”, de todas maneras le van a querer cobrar licencias retroactivas, a razón de que violó el derecho de autor.

 

No son inspectores de gobernación municipal. Ni de COESPRIS. Menos del SAT. No pertenecen a ninguna instancia oficial. Son parte de la Sociedad Mexicana de Autores y Compositores de México, Sociedad de Gestión Colectiva de Interés Público.

 

Esta sociedad, basa sus visitas en el siguiente fundamento legal: “La Ley Federal del Derecho de Autor, define a la comunicación pública de obras musicales, como el acto mediante el cual la obra se pone al alcance del público en general, a través de cualquier medio conocido o por conocerse, ya sea de forma grabada o eventos en vivo.

La comunicación pública abarca los siguiente tipos de explotación:

  1. a) La representación, recitación y ejecución pública de las obras astísticas, en cualquier establecimiento;
  2. b) La exhibición pública de obras audiovisuales por cualquier medio o procedimiento;
  3. c) El acceso al público por medio de la telecomunicación, y
  4. d) La transmisión pública o radiodifusión, en cualquier modalidad incluyendo la retransmisión de las obras por cable, fibra óptica, microondas, vía satélite o cualquier medio conocido o por conocerse. “

 

Esto puede leerse en su página de internet (www.sacm.org.mx), además de que explican las razones para pagar: “Los usuarios causantes del pago de los derechos de autor son aquellas personas o empresas que utilizan con fines de lucro directo o indirecto obras musicales de autores mexicanos y/o extranjeros.

Para ello deben contar con una licencia-autorización para el uso legal de las obras, que otorga la Sociedad de Autores y Compositores de México a través de la Dirección de Licencias y Recaudación, que puedes tramitar mediante las oficinas acreditadas en cada entidad del país.”

 

Le repito, no son un ente gubernamental. Y por sus motivos legales que le esgrimen de manera confusa es que los afectados no saben cómo reaccionar y caen presas del miedo de qué les cierren o clausuren su negocio. O sean víctimas de un proceso legal.

 

Más sospechoso resulta que su página de internet no es del todo transparente: al no ser una dependencia de gobierno, no explican ni estados financieros, ni el destino de los recursos que exigen se les pague en efectivo, en la misma visita que hacen, donde exigen pago anual o en cómodas mensualidades, esas sí, muy visibles en su página de internet.

 

Ana Lilia Calderón González es una inspectora de la SACM. Ella visitó varios negocios durante los últimos meses y a pregunta expresa de una dueña de un negocio nuevo, sobre el pago que ella hace de un servicio de música por internet el cual incluye las licencias legales correspondientes, la inspectora, con esos modos gangsteriles que a los comerciantes han sorprendido, le dijo que esos servicios no incluyen los pagos de la SACM y que aunque apagara el radio, se llevará las bocinas, tenía que pagar, so pena de ser demanda por la vía legal y sufrir el cierre o embargo de su negocio.

 

Entonces, imagine, estimado lector: además de los inspectores de gobernación, de salud, del SAT, del IMSS y todos los entes oficiales que cobran algún impuesto o permiso a negocios, ahora que se presume que las extorsiones han bajado en Chihuahua, ahora los inspectores de la SACM traen más que asustados a comerciantes y restauranteros con sus amenazas.

 

A mi parecer, creo que esta interpretación de la ley, no es correcta, pero sería bueno que un abogado abordara el tema. Además que la autoridad estatal y federal tomara cartas en el asunto (ante la nula posición de la CANACO) porque estas “extorsiones” como las denominan comerciantes y restauranteros, merman las ganancias de chihuahuenses emprendedores y pueden afectar la generación de empleos.

Así que mientras tanto, no prenda su radio. No ponga música en su computadora. Olvide el Spotify o Apple Music porque puede invocar a los inspectores de la SACM que se comportan como enviados del mismísimo Padrino Corleone. (A ver si no me cobran por usar el nombre del famoso personaje de la película de Francis Ford Coppola en este medio).

 

ULTIMALETRA

Felicito a Rodrigo de la Rosa, Elvira González, Mayra Chávez y Ana Gómez Licón por sus informes legislativos. A seguir dando resultados.

luisruben@plandevuelo.mx

One Reply to “Nadie para las extorsiones por Luis Rubén Maldonado Alvídrez”

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