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Por Luis Rubén Maldonado Alvídrez
Por Luis Rubén Maldonado Alvídrez

 

Mientras toda la atención se concentra en los candidatos “independientes” en la realidad política del estado de Chihuahua, la novedad por la paridad de género, por la cual los partidos tienen la obligación legal de postular en la mitad de sus candidaturas a mujeres, esto por primera vez en la historia de las elecciones locales de nuestra entidad, esto parece pasar a segundo o tercer plano, porque la mayoría de la atención sucumbe a las atractivas candidaturas independientes.

 

¿Qué la participación de la mujer es menos importante que las candidaturas independientes?

 

Pues pareciera.

 

Parece que en Chihuahua las mujeres no son tan valientes como para buscar una candidatura independiente. Hasta el momento de escribir estas líneas, ninguna mujer había solicitado ser tomada en cuenta como aspirante a alguna candidatura independiente.

 

En contraste los hombres que sí lo han hecho son:

 

Javier Mesta Delago quien aspira a ser presidente municipal de la capital del estado, junto con Luis Enrique Terrazas Seyfert.  En Parral hizo lo propio Jorge Alfredo Lozoya Santillán-; en Ciudad Juárez Javier Meléndez Cardona, Arturo Valenzuela Zorrilla y Alejandro Ramírez Guerrero.

 

En el municipio de Cuauhtémoc,  Carlos Tena Nevárez aspira a ser el mandamás de la comuna manzanera, mientras que en Delicias,  Luis Manuel Villalba Cuellar levantó la mano junto con Francisco Adolfo Flores Ávalos, este último busca ser síndico en aquella ciudad.

 

Y en Jiménez,  Luis Nevárez Guillen busca romper el bipartidismo, con su aspiración para alcalde y en el municipio de Ocampo, hizo lo mismo Jorge Alfredo Daniel González.

 

En Chihuahua, parece que las mujeres tienen secuestradas aspiraciones y candidaturas. Al menos en el papel. Les guste o no les guste a los partidos, la mitad de las candidaturas ya no serán para los hombres.

 

¿Será que ante la carestía de candidaturas para los varones las candidaturas independientes son la única alternativa para los desplazados?

 

Quizás.

 

Más allá de la onda independentista, que aquí está en pañales, es justo volver al centro de la agenda la participación política de la mujer.

 

Es cierto que existe mucho celo de los hombres, en la actualidad, por postular mujeres en muchas partes del estado. También es cierto que partidos como el PAN han decidido enviar mujeres a ser candidatas en lugares donde no tienen ni la más remota posibilidad de ganar. Juárez por ejemplo y Chihuahua la excepción. En esta última población, el PAN tiene una candidata altamente competitiva, como en ningún otro municipio.

 

Ese celo, mito y prejuicio de que una mujer no gana en la capital del estado y otros municipios, es ahora, muy débil.

 

Hace 15 años el género del candidato si definía la votación. Era el tema central.

 

Hoy ya no lo es. Ya no es relevante si es hombre o mujer, esto en poblaciones urbanas de alta densidad poblacional.

 

El reto estará, para los partidos, en los municipios medianos y chicos.

 

Es cierto que ni Chihuahua ni Juárez, han sido gobernados por una mujer.

 

El PRI es sin duda el partido que innovó en ese sentido en 2004, cuando postuló a un cuadro en ascenso, como lo era Martha Laguette. Ella demostró que una mujer podía ganar un distrito local difícil viniendo de ser regidora, además demostró que podía ganar una diputación federal. Los astros se alineaban y pintaba como un prospecto fuerte para ser la primera candidata del PRI a la presidencia municipal.

 

Martha lo fue, en una campaña cuyo lema fue “palabra de mujer”. Que experimentaba en centrar el discurso de campaña en el género de la candidata. Es decir, en resaltar que su mayor virtud era ser mujer; que su fortaleza venía de su género. Sin duda era una fortaleza y no fue una debilidad. Estoy convencido que Martha no perdió por ser mujer. Su derrota se debió a otros intereses ajenos al tema de género: traiciones y engaños que derivaron en voto cruzado a favor de Reyes Baeza y en contra de ella.

 

Y el nuevo grupo que gobernaba (en ese entonces) se olvidó de Martha y decidió casi borrarla de la historia política de Chihuahua y del PRI, por razones que desconozco pero si intuyo. Y estuvo mal. Creo que el caso de Martha dejó interesantes lecciones políticas para Chihuahua y el PRI, que nadie quiso estudiar o analizar.

 

Martha tuvo 112, 474 votos mientras que Juan Blanco 136,021. Una diferencia de 23, 547 votos.

 

En 2007, Alejandro Cano Ricaud, quien hiciera huelga de brazos caídos como alcalde para evitar el triunfo de Martha Laguette, obtuvo 112,619 votos: prácticamente la misma votación de 2004. Cano no representó un fenómeno electoral, ni el candidato con fuerza que todos creían: tuvo la misma fuerza que la primera mujer candidata del PRI.

 

Es decir, el factor género, no determinó el voto del PRI ni en 2004 ni en 2007.

 

Entonces para esta elección donde los independientes serán (al parecer) puros hombres en contra de dos damas: Maru Campos y Lucía Chavira, el reto para ellas será construir un fenómeno electoral atractivo para el votante, a la par con sus rivales, donde se tengan que diferenciar en discurso, propuesta e imagen, pero un factor que no será relevante para llamar la atención, es el género.

 

Esta si será una elección donde veremos quien de las dos tiene más palabra de mujer para atraer el voto.

 

 

ULTIMALETRA

En Camargo todo pinta para que un cuadro fresco y capaz sea el abanderado del PRI en pos de la presidencia municipal: Ramón Valdivia, quien además tiene militancia probada y experiencia. No lo pierda de vista.

luisruben@plandevuelo.mx

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