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Por Luis Rubén Maldonado Alvídrez
Por Luis Rubén Maldonado Alvídrez

 

El Vivebús ha muerto.

 

Los concesionarios del transporte público en la capital celebran la muerte que por tantos años buscaron consumar.

 

¡Felicidades! ¡Lograron su objetivo!

 

Lograron doblegar al más grande proyecto del transporte público de la historia reciente de Chihuahua capital. Proyecto que nació en los años finales del gobierno de Reyes Baeza y se logró consumar durante el mandato de César Duarte Jáquez.

 

Hay algunos nombres que vale la pena recordar los nombres, alrededor de este proyecto que fue bautizado (en medio de gran polémica) como Vivebús:  ¿Le suenan Víctor Raúl y Alerida Martínez?

 

Sus nombres estaban en los medios de todo el estado durante 2012:  eran los famosos transportistas colombianos directivos de la empresa Transmilenio, quienes celebraron una reunión en el Centro de Capacitación Ambiental de Ávalos para compartir sus experiencias con concesionarios del transporte urbano de Chihuahua, teniendo como anfitrión al entonces secretario de Desarrollo Urbano y Ecología, Servando Portillo, así como al director de Transporte, Jaime Enríquez.

 

¿La fecha? Septiembre del 2012.

 

Así, veíamos a dos “súper expertos” del gobierno del estado en materia de transporte público. Probados en el tema y harto conocimiento, recibieron a los colombianos de uno de los proyectos de transporte público de América Latina.

 

Experiencia que no valió de mucho, porque el enemigo siempre estuvo en casa: además de funcionarios responsables sin experiencia en el rubro, los mismos concesionarios son enemigos de la modernidad y el progreso.

 

Su lógica irracional y su apetito de poder, ha costado caro a todos los chihuahuenses: su ambición obsesiva por el control, tiene a los usuarios del transporte, en el caos absoluto.

 

Atrás quedaron los días, cuando lo concesionarios del transporte urbano de la ciudad de Chihuahua eran muy famosos: les gustaba verse casi a diario en los medios. Parecían candidatos en campaña: prometían que con la llegada del Vivebús por fin brindarían un buen servicio, comodidad y rapidez, gracias a la modernidad del nuevo sistema de transporte.

 

A pesar de funcionarios neófitos, el sistema logró arrancar, siempre en una guerra permanente entre el promotor del proyecto (gobierno del estado) y los anquilosados concesionarios del transporte público de la capital.

 

Ya se les olvidaron los viajes con todo pagado a Colombia, Ciudad de México y otros destinos, con el pretexto de de conocer la experiencia de esas ciudades en cuanto a la implementación de sistemas de transporte similares al Vivebús y donde las comidas lujosas y bebidas exclusivas que disfrutaron, iban con cargo al erario.

 

Fueron cortejados por dos gobernadores, para que dijeran que sí a dicho proyecto y se dejaron querer.

 

No sólo viajaron, también (con dinero del gobierno) trajeron a los famosos expertos colombianos para que avalaran al Vivebús con dictámenes técnicos, renders digitales y una serie de promesas que nos hacían pensar que la modernidad llegaría a las obsoletas unidades del transporte público local y rompería con el monopolio que tanto daña al progreso de nuestra capital.

 

 

Para Servando Portillo y Jaime Enríquez quedaba más que claro que el modelo colombiano era el ejemplo a seguir. Y los vimos acompañar a los dueños de los camiones, en safaris urbanos para recoger experiencias y aprender de los errores y omisiones de otros lugares.

 

 

Hace tres años, estalló la la crisis del Vivebús, ocasionada por múltiples factores, vemos varios flancos abiertos: el político, el económico y el técnico.

 

Este último fue el que menos importó: para los concesionarios era una lucha por el poder: por seguir siendo un monopolio poderoso que disfrutara de sus prebendas y privilegios, obtenidos a base de chantajes, igual que lo hace la CNTE en Oaxaca y Chiapas, en estos momentos.

 

¿Cómo olvidar que los concesionarios del transporte que siempre se quejaron del Vivebús, tenían en el entonces Secretario General de Gobierno, Raymundo Romero a otro “experto” en el tema además de un funcionario con “gran oficio político” que en vez de resolver las crisis, las agravó.

 

 

La queja que en 2013, ponían los transportistas sobre la falta de expertos al frente proyecto era fundada y cierta.

 

Pero, era muy fácil echar culpas a toro pasado y cargarle la responsabilidad sólo al gobierno: ellos tampoco hicieron el menor esfuerzo por buscar ayuda especializada, ni para arrancar, ni para buscar consolidar o mejorar un sistema desde el origen.

 

Es cierto que ambos mandatarios, Reyes Baeza y César Duarte, les otorgaron todas las facilidades y se cumplieron todas sus demandas políticas y económicas para que aprobaran este radical y modernizador cambio.

 

Ni ellos, ni el gobierno, solicitaron asesoría a expertos más allá de los colombianos.

 

Los funcionarios del gobierno del estado que arrancaron el proyecto (en Desarrollo Urbano y Dirección de Transporte), mucho menos los transportistas, contaban con conocimientos técnicos en el rubro.

 

 

Ahora que el Vivebús ha muerto,  la opinión de esos expertos, no sirve de nada: ellos nunca llegaron. Nunca hubo interés de que vinieran de parte del gobierno y de los transportistas nunca hubo intención de entrar al esquema modernizador.

 

Señores transportistas: Nos deben de dar explicaciones sobre el fracaso a todos los chihuahuenses. Los únicos interesados en que el Vivebús muriera, era de ustedes.

 

Cuando hubo necesidad de expertos en el tema de transporte para darle solución, a nadie le importó y esos expertos nunca llegaron… y el Vivebús murió.

 

Felicidades, señores transportistas: ganaron y su victoria nos ha salido muy cara a todos los chihuahuenses.

 

ULTIMALETRA

El Brexit es la antesala del triunfo de Donald Trump y de Andrés Manuel López Obrador: el odio se abre camino para que lo imposible, se vuelva realidad.

luisruben@plandevuelo.mx

 

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