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Por Fabiola Lara García
Por Fabiola Lara García

 

Juan Blanco Zaldívar ex alcalde de la capital y también (al menos hasta hoy) ex diputado. Si. Así tan pronto.

 

Pero, ¿a poco es novedad?

 

Su intención, así quedó manifestado en su campaña contra la priísta Liz Aguilera, a la cual derrotó con una inexplicable mayoría de votos.

 

En esta campaña ya culminada, no ganó el mejor perfil. Fueron una serie de extrañas circunstancias, entre ellas, la cruda de poder del grupo priísta de Marco Quezada, quienes operaron abiertamente en contra de quien fuera su amiga y compañera de batallas de partido.

 

Más allá del ánimo interno priísta de este verano pasado, Juan Blanco nunca construyó una plataforma sólida de campaña, ni de precampaña.

 

Cuando tuve la oportunidad de entrevistar en el programa Plan de Vuelo, a los entonces precandidatos panistas a la diputación por el sexto distrito, Javier Gaudini (Q.E.P.D), Miguel Latorre y Juan Blanco, sin duda alguna los dos primeros tenían una mucho mejor oferta: concreta y posible.

 

Pero Blanco, no quería ser diputado. El veía la curul en San Lázaro como un escalón más hacia el camino que el priísmo de Reyes Baeza le truncó en 2009: la silla que hoy ocupa Duarte y que, según sus seguidores, tendría que tener como ocupante al pizzero y no al de Balleza.

 

Durante la campaña demostró que no sabe ser caballero: atacó a nivel público e íntimo a la priísta Liz Aguilera, especialmente en las redes sociales. Ganaron en base a la calumnia, al ataque sucio y cobarde, alimentados por un voraz apetito de poder y rencores tras su derrota en 2009 y su visita a la cárcel, acusado de corrupción.

 

Pero, ya ganó y tomó protesta y…¡no duró ni tres meses en la diputación!

 

Ya abandonó el cargo para el que usted lo eligió. Le valieron las promesas que hizo en foros públicos y privados. Las que le hizo a usted en la puerta de su casa, en los mítines, en los debates en esta casa editora.

 

En pocas palabras, le valió usted.

 

Así que hoy, la mayoría de esos priístas que operaron para demostrar que sin ellos Liz Aguilera no ganaba, le hicieron el favor al mismo Juan Blanco que sólo 6 años antes querían en el bote.

Cuanta razón tenía Liz Aguilera cuando dijo en la campaña que ella sí iba a ser diputada de tiempo completo los tres años, a diferencia de Juan Blanco que sólo estaba pensando usar la curul como escalón.

 

El tiempo te está dando la razón, querida Liz.

 

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