Por Fabiola Lara García
Por Fabiola Lara García

En noviembre de 2011, durante el sexenio de Felipe Calderón se  instauró un programa, cuyos objetivos  eran  reactivar el mercado interno a través del fomento al consumo generalizado, vía ofertas, en todos los comercios, así como atemperar la caída de empleos que se vivía en esa época del año. Originalmente este programa se pensó manjear como algo similar al Black Friday, presentado ofertas que nunca se verían en otra temporada.

En México, la primera edición de “El Buen Fin” del 18 al 21 de noviembre de 2011, el porcentaje de consumo en establecimientos y cadenas comerciales se incrementó entre de 15% a 20%.

La Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco Servytur), reveló que en 2011 participaron 220 mil empresas, generando ventas totas les por 106 mil millones de pesos (mdp). Y para 2012 la cuantia de las ventas totales lo fue de 149 mil 672 mdp, En contraste con EUA, cuyas ventas durante el viernes negro,  reflejaron para 2012, 59,000 millones de dólares (765 billones de pesos), según la Federación Nacional de Ventas Minoristas.

Si bien es cierto la mayoría de los negocios ofrecen diversos descuentos en sus productos, que regularmente oscilan del 10 al 30 % de descuento, rara vez llegan al 40% e insólitamente se encuentra un 50 -60%, la afirmación de que es el fin más barato del año, me parece una falacia, ya que para empezar,  no es provechoso comercialmente el presentar altos descuentos en mercancía de invierno, por citar un ejemplo, ropa, calzado, etc, en noviembre, cuando prácticamente principia el uso de dichos artículos, cuando podemos observar verdaderamente jugosas ofertas del 70% de descuento, lo es  hasta finales de enero, cuando los comerciantes necesitan sacar todo lo que no se vendió en la temporada invernal para darle paso a la temporada primaveral.

Es totalmente irrisorio el pensar que, en el caso de los estados con frontera,  estas ofertuchas del 20% van a disuadir los deseos de la población de dichos estados por ir de compras a los united, ya que ni de chiste estas supuestas gangas de buen fin se comparan con las que se `pueden obtener en Estados Unidos, ya  no digamos en el viernes negro, sino en semanas que le preceden.

Importante el subrayar las nobles intenciones con las que este programa del buen fin nació, sin embargo, los objetivos se han distorsionado y actualmente pareciera que el único fin es aparentar  ofertar los productos para enganchar al cliente, ante  semejantes artificios , el consumidor debe comportarse con minucioso escrutinio ante estas supuestas ofertas que se presentan, para determinar si en verdad necesita ese objeto que se le está ofertando y si realmente le representa un ahorro o tal vez gastará más de lo que podría ahorrar, ya que en la mayoría de los casos,  se presentan ofertas tan burdas como  “compre 1500 en esta tienda y le regalamos 100 pesos “, osea que te amarran para que desembolses una considerable cantidad de dinero por un descuento que a la larga no te representa nada.

Tampoco estoy afirmado que no se aprovechen los descuentos, en algunos casos, si valen la pena, simplemente aconsejo no dejarse llevar por la mercadotecnia que reviste este tipo de programas, si bien este articulo lo tendrá en sus manos una semana después de que el buen fin llamo a su puerta, sin embargo, las artimañas comerciales no son solo de ese fin de semana, y acrecentadas por el inicio de la temporada decembrina, las encontramos como cacahuates en piñata de posada, así que estimado lector, cuide su dinero, que bastante esfuerzo nos cuesta conseguirlo.

Comentarios: fabiola@plandevuelo.mx

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