Por Verónica Villegas Garza
Por Verónica Villegas Garza

La Navidad y el año nuevo, salpicados de buenas intenciones y goteando dulce pasaron, los que me conocen saben que no soy partidaria de estas festividades, como una especie que solo tolera la Navidad, mis razones tengo y en especial este año, pero en un ejercicio de buena voluntad tuve el propósito de descansar a mi manera y gusto en esta temporada.

Una de las muchas ventajas que tengo en mi trabajo es el de tomar cursos de actualización, este año nuestro maestro nos impartió un curso de literatura chihuahuense y si usted como yo era de los que pensaban que con leer «Las Crónicas de un País Bárbaro» ya teníamos dominada la literatura regional estábamos en el más profundo de los errores, el Estado de Chihuahua es tierra propicia de grandes escritores que desgraciadamente se encuentran identificados en el refrán de que «nadie es profeta en su tierra» escritores y autores como: Martín Luis Guzmán, Carlos Montemayor, Ignacio Solares, Víctor Hugo Rascón Banda o Nelli Campobello

Mi descubrimiento de estos autores y en especial de las obras de Don José Fuentes Mares fue muy gratificante; Fuentes Mares, escritor ácido, divertido, de humor negro y siempre critico de lo que consideramos lo “mexicano o lo chihuahuense” escritor e historiador chihuahuense y que en palabras de Ignacio Solares una de las razones por las cuales la obra del maestro ha sobrevivido durante tanto tiempo y continua vigente es por su aliento literario, porque era más “un literato metido a historiador que un historiador metido a literato”

Como muestra un botón: “…Así he llegado a plantear la posibilidad que sugiero al principio, o sea la de volverme ser imaginario para intentar la más seductora aventura, o sea la de vivir una vida a mi gusto y en el momento de mi gusto. Ahora que por qué me plugo nacer en el desierto de Chihuahua y no en algún lugar importante, eso si no lo sé, pero sospecho que por ser el desierto un bello lugar para nacer, seguramente el más bello después del paraíso terrenal” dice a manera de prólogo de las “Mil y una noches mexicanas”

Partiendo de la premisa de que solo la literatura vuelve legible la historia pero previamente con un minucioso e indispensable trabajo de historiador sin el cual sería imposible pensar en este género denominado novela histórica, del que Fuentes Mares es precursor.

Dicen que lo bueno siempre dura poco, así sucedió con nuestro curso de literatura, nuestro maestro, a manera de las señoras que en el súper dan las muestras para degustación, según sus propias palabras, nos escogió pequeñas partes de los escritos más importantes de estos autores mencionados.

Picada mi curiosidad y gusto y con ganas de leer algo verdaderamente inteligente y entretenido, empiezo mi búsqueda de algún libro de Fuentes Mares, algo que a manera de escudo protector me salvara de la cursilería de estos días, tarea que en un principio tuve la idea que sería fácil: “….es un autor muy conocido en Chihuahua” palabras de nuestro maestro de literatura, con eso en mente, una de estas frías mañanas invernales y armada de valor, salí en busca de Fuentes Mares y a punto me di por vencida a las primeras tres librerías, por desgracia casi las únicas de Chihuahua. Casi desanimada termine encontrando varios libros en una página digital dedicada a la compra y venta de artículos usados y a una pequeña librería establecida en el centro, oasis de tesoros bibliográficos y que bien merecería una colaboración aparte.

Como no iba a quedar hipnotizada por el sentido del humor tan acido de un autor que con ironía nos lleva de la mano a un viaje de una y mil noches de la historia mexicana con personajes y escenas que van desde la siesta que tomo Santa Anna a doscientos metros de las líneas enemigas americanas y que costo la mitad del territorio, donde nos deleita con capítulos que empiezan con perlas salpicadas de buen humor “Donde se abordan ciertas horrendas aberraciones que al afectar los cerebros dejan a los dolientes como una cabra, todo ello aparejado al singular ejemplo de Doña Carlota Amalia Leopoldina, hija del rey de Bélgica, y para su desgracia emperatriz de México”

Fuentes Mares a manera un demoledor de ídolos ya que parece que estamos destinados a convertir en santones a los que los que solamente fueron hombres, como una forma de compensar ilusiones marchitas y fracasos evidentes; Fuentes Mares puede provocar controversia, indignación y admiración, todo al mismo tiempo, sin embargo, la última palabra la deberá tener el lector común, como usted y como yo.

México atraviesa una de las reformas educativas más importantes de los últimos años y que tendría como propósito el desarrollo y excelencia de nuestros alumnos, a manera de deseo de año nuevo, ojala el Instituto de Cultura del Estado y el del Municipio trabajaran en la edición de la obra del autor y de esta forma acercar a una nueva generación de lectores que puedan disfrutar con la obra del Chihuahuense.

Mi búsqueda tuvo el éxito esperado. Hasta aquí mi crónica del descubrimiento de este autor chihuahuense y de cómo me protegió para pasar una feliz Navidad.

 

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