Por Luis Rubén Maldonado Alvídrez
Por Luis Rubén Maldonado Alvídrez

Fidel Alejandro Castro Ruz nació el 13 de agosto de 1926 hijo de un gallego pobre que llegó a Cuba para pelear en la Guerra de Independencia en 1895 y en condiciones no muy claras.

Sin embargo la versión más constante es que algún rico de Galicia le pagó por sustituirlo en el ejército español y fue en la antigua provincia de Oriente, donde en su finca (de nombre Birán) procreó con Lina Ruz al hoy líder de la Revolución Cubana que celebra sus 90 años de vida en una Cuba que ha dado pasos muy relevantes en esta última década sin él al mando.

Fidel Castro ha sido la piedra más incómoda para los Estados Unidos y la única que no han podido derrotar; ha resistido los embates de 10 presidentes de Estados Unidos, desde Eisenhower hasta George W. Bush y con Obama, llegó lo impensable: el acercamiento y el perdón.

Castro Ruz es un político astuto, fue un militar inteligente y es una de las figuras fundamentales del siglo XX, independiente de filias y fobias.

Hombre culto y siempre muy cercano a México, salvo en los periodos panistas en la presidencia.

Ignacio Ramonet, periodista español que se entrevistó por más de cien horas con Fidel ñ, antes de que dejara el poder, escribió la mejor biografía del comandante.

En ella, hay una afirmación, polémica e interesante: El evangelio según San Mateo relata el famoso, impactante y legendario “sermón de la montaña” que sintetiza la moral cristiana con esos valores que compartimos los seres humanos, aunque no compartamos creencias religiosas, estos valores son universales, son del mundo, son de todos y para todos. Fidel Castro Ruz afirma que con “el Nuevo Testamento y la prédica de Cristo se puede hacer un programa socialista radical”.

En ella el carismático revolucionario, quien previo a su ingreso a la Universidad de La Habana, fue educado por los jesuitas, se declara cristiano. Pero no en el sentido religioso, no en el sentido del fanatismo religioso que ciega a muchos individuos y divide familias. Explica que él es cristiano desde el punto de vista social y que sigue siendo socialista, marxista y leninista y “que nunca dejará de serlo”.

Pero eso no le impide hablar de Cristo como una figura cuya enseñanza deriva en la preocupación por los más vulnerables, por la pobreza y la educación. Castro afirma que la primera doctrina, aquella que salió de los labios de Cristo, termina en un gran programa socialista. Fidel explica que de aquella doctrina inicial salen un conjunto de preceptos muy humanos, “no hay que ser cristiano en el sentido religioso para comprender los valores éticos y de justicia social que aportó aquel pensamiento”, justifica Castro Ruz en «Biografía a Dos Voces».

La afirmación de que el pensamiento de Cristo es socialista, también la fundamenta Fidel en los sermones y en las parábolas bíblicas. Estos instrumentos retóricos que han servido para que la enseñanza de Cristo permanezca vigente a través de los siglos, recuerda Castro, fueron recogidas por pescadores que no sabían ni leer ni escribir. “Así como Cristo convirtió el agua en vino y multiplicó los peces y los panes, es lo que queremos hacer nosotros (en Cuba), multiplicar los peces y los panes”, refiere el texto.

Menciona otra famosa parábola, la de los obreros enviados a la viña, donde, “el rico Epulión pago lo mismo al que trabajó cuatro horas que al que trabajó ocho, una distribución comunista ni siquiera socialista”, analiza Fidel en el libro publicado en 2006.

Castro Ruz es una figura emblemática de la historia: influyente, poderoso, lúcido quien es celebrado hoy, en su cumpleaños 90 en toda Cuba, la que luce un panorama distinto al de su último cumpleaños en el poder.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *