.:ULTIMALETRA ES IMAGEN:.

El año 2016 nos hizo comenzar a cuestionarnos algo que jamás pensamos: ¿es la democracia la mejor alternativa? Hoy más que nunca, todo mundo tiene voz y quiere ser escuchado; ser tomado en cuenta para la toma de decisiones. Las redes sociales han logrado que todo eso.
Es cierto que el mundo está enojado. Todo el día en todos lados, hay expresiones de furia social contra todo. Se ha incubado una particular contra lo establecido: el sistema de gobierno, instituciones, modelo económico. Todo lo que en el pasado buscaba dar soluciones y progreso, en apariencia no ha dado los resultados necesarios en la actualidad, con una sociedad que quiere todo rápido.
Es decir, el mundo como lo conocemos, para muchos, ha fallado.
Aprovechando ese sentir, algunos candidatos aprovecharon enardecer al pueblo y prometer educación gratuita, quitar impuestos, ahorros gigantescos en comunicación social para construir hospitales, paz, inversión y el ejercicio de libertades como “nunca antes”, entre otras.
Personajes así, prometiendo lo más inverosímil, ganaron las elecciones en 2016 y cuando el pueblo que les dio su voto le exigió cumplir con lo prometido, simplemente evadió y se desentendieron. Los cuestionamientos crecieron ante cada promesa ofertada, declarada como incumplida. Prometieron cambios rápidos e imposibles, y cuando la prensa criticaba tal situación, fue calificada como “vendida” y enemiga del pueblo.
Hasta ahí llegó su vocación democrática. Los otrora candidatos de profunda vocación democrática, declararon la guerra a los medios “comprados” y dividieron en prensa buena y mala. Prefirieron el insulto y la diatriba, a ejercer el puesto para que fueron electos. Prefirieron pelear que ejecutar acciones para cumplir con las expectativas del pueblo que los votó. Abdicaron la responsabilidad política que adquirieron con el voto popular, dándole a la democracia su primera herida fatal.
Y esa primera herida fatal, destruye el camino democrático y le abre paso al autoritarismo.
No cumplir lo que prometieron, desacreditar a los medios de comunicación, son pasos acelerados al autoritarismo que tanto se critica en la prensa mexicana, de Venezuela o algunos países de Africa u Oriente.
Este tipo de gobernantes, se diferencian dentro de sus partidos políticos o llegan de fuera con la causa “antisistema” y dicen ser “la voz del pueblo” y le declaran la guerra a una élite gobernante a la que califican de corrupta, inmoral y en constante conspiración contra “el pueblo” del cual son voz. Además, buscan minar la legitimidad de los partidos políticos, incluido el propio (en su caso), lanzándoles fuertes calificativos como “anti patriotas” o “anti democráticos”.
Agregan a su evangelización política una seria de críticas al sistema tales como: “nuestro sistema político ha sido secuestrado por una mafia o banda de vulgares ladrones que sólo buscan lastimar al pueblo”, entre otras similares y prometen regresarle la voz y el poder a quienes les pertenece: al pueblo.
Cuando estos populistas ganan elecciones, su discurso debe tomarse muy en serio porque lo primero que hacen es debilitar a las instituciones y otros poderes, con tal de fortalecer el propio como gobernante: desacreditan la autonomía del judicial y legislativo. Además de los medios de comunicación, a quienes buscan debilitar al extremo y fortalecer su sistema de medios oficiales, “donde la verdad sí es comunicada al pueblo”.
Y con estas líneas no sólo me refiero a Donald Trump.
Que no se vaya su mirada tan lejos. Oriente su mirada a la calle Venustiano Carranza y Aldama, en la ciudad de Chihuahua, cuyo inquilino además de ser “pet friendly” ha dado demostraciones de autoritarismo que aplauden perredistas, panistas y hasta algunos priistas.
El originario de Macuspana, Tabasco y actual candidato presidencial, parece maestro y guía del gobernador de Chihuahua, en estrategia, retórica y ejecución del manual del gobernante perfectamente autoritario.
Estos tres personajes son tan similares que parecen hermanos.
Y lo más triste es que votar por algunos candidatos del PRI a cargos federales en Chihuahua, es darle un voto a Corral. Obviamente, votar por los candidatos del PAN, es darle un aval a las políticas autoritarias que buscan arraigarse en Chihuahua con fines políticos.
Súmele que ya con un vecino que lastima a diario la democracia estadounidense, sería mortal para Chihuahua y para México vivir entre tres populistas consumados, avalados por un sector del PRI.
Considere usted su voto en la próxima elección. Podría ser el tiro de gracia para nuestras libertades y democracia.
ULTIMALETRA
Que los candidatos no sean rajados: todos deben debatir con sus rivales. Si los candidatos no tienen buen debate, ni ganas de confrontar ideas de cara a la sociedad, pues no tendrán compromiso con sus electores.