EN PLAN DE VUELO

Por Fabiola Lara García

 

Gracioso me resulta como miles de jóvenes quienes se auto denominan “revolucionarios” con alarde portan camisetas y demás objetos alusivos a Ernesto Guevara de la Serna, sería interesante preguntarles si es de su conocimiento que el libertador que ostentan en su vestimenta afirmaba que: “Los jóvenes deben abstenerse de cuestionamientos ingratos de los mandatos gubernamentales. En su lugar, tienen que dedicarse a estudiar, trabajar y al servicio militar.” Y “¡Los jóvenes deben aprender a pensar y actuar como una masa. Es criminal pensar como individuos” y no sólo si son sabedores de ello, sino dichas posturas las aplican en su vida diaria con el sublime fervor con el que se colocan sus camisetas y gorras del “ Che”.

 

Evidentemente es más sencillo colocarse una prenda, fanfarronear con ideologías leídas directamente de la Wikipedia y escupir en redes sociales cuanto vituperio pase por el cerebro del redactor que, como sugería Guevara de la Serna: estudiar, trabajar y el servicio militar.

 

Hace escasos artículos, desarrollé la coyuntura desde mi particular punto de vista en relación a una comediante, que evito referir su nombre ya que francamente no sostengo ni un ápice de interés en revivir la correspondiente polémica generada en torno al aludido tópico, si bien a colación lo cito ya que me pareció interesante como la gente se mostró excesivamente intolerante cuando alguien tiene a bien emitir una opinión que discrepa con su punto de vista.

 

Sin particularizar en algún tema, es evidente cuando alguien expone un gusto, una opinión en contra de lo que comúnmente es aceptado, en automático aparecen las innumerables muestras de obcecación por parte de los demás.

 

Demandamos tanto la libertad que a la hora que la vemos ejercida por alguien más, la reacción se convierte en un fanatismo desmedido encaminado a que  prevalezcan unas opiniones sobre otras y cuidado de quien quiera confrontarlos, ya que se convierten en retrógradas, represores, tiranos, simplemente por solicitar una opinión respetuosa y dentro del marco de la cortesía.

 

Que lamentable que la juventud esté abandonando el camino de la cortesía, del respeto y la responsabilidad, ahora las palabras soeces es el vocabulario común de hombres y mujeres y esto sucede desde escasa edad; en las aulas se busca el cómo eludir las responsabilidades propias de la institución educativa y retar a los maestros, quienes los consideran el enemigo a vencer, y en los hogares son los padres. Desaprovechando talento, energía y potencial en parrandas desmedidas, vicios y haraganería.

 

Esclareciendo el párrafo anterior, no todos los jóvenes adoptan el citado comportamiento, sin embargo, una considerable mayoría lo hace, y estimo que a todos nos compete colaborar en la formación de jóvenes sensatos.

 

Ya es una controversia añeja la acusación de los adultos hacia los jóvenes en relación a la falta de responsabilidad y a su vez éstos reprochan a los mayores, carencia de libertad. Sin embargo, ésta libertad no debe ser tomada a conveniencia, esto es, cuando se trata de obligaciones se demanda libertad pero a la hora de cubrir necesidades, económicas en especial, entonces si acuden con áquel quien impone las reglas, que tradicionalmente, son los progenitores.

 

Esta libertad, yo la entiendo como optar por aprovechar las oportunidades que la juventud actual goza, mismas que no tuvieron por ejemplo, nuestros padres, en la mayoría de los casos.

 

Jóvenes: si quieren rebelarse, contiendan con algunos libros en la mano y otros tantos en el cerebro, no con palabrerías vulgares en redes sociales, o en las paredes de los sanitarios, si van a alzar la voz, procuren también elevar sus calificaciones.

 

No se dejen llevar por la moda del libertinaje y rebeldía desmesurada, sin duda que serán cuestionados, vilipendiados, denominados “raros” , en el mejor de los casos, ya que lo de hoy son los calificativos con altas dosis de vulgaridad. Sin embargo, concluir un libro, les acarreará mayores beneficios que una botella de bebida alcohólica, pronunciar alguna palabra del castellano antiguo hablará mejor de ustedes que prorrumpir alguna sandez, obtener un buen promedio en la escuela es mejor que conseguir cien “me gusta” por los comentarios ultrajantes en redes sociales.

 

Tradicionalmente, acercándose los días finales de este mes, externo, por este medio, mi harto desdén por las celebraciones con motivo del llamado “día de brujas”, Halloween”,  similares y conexos, ya que considero, nuevamente lo enfatizo, a mi muy llano punto de vista, que al maligno no se le debe agasajar ni por más eutrapélicos que resulten los disfraces.

 

Halloween se disfraza de inocencia y mercantilismo soso. Sin embargo, la ignorancia y rebeldía nos lleva celebrar esta fiesta del maligno.

 

ESCALAS

  1. ¿No está de acuerdo conmigo? Escríbame a: fabiola@plandevuelo.mx, su opinión siempre es bienvenida.
  2. Lo invito a que me escuche en Plan de Vuelo a través de Antena 102.5FM de su radio, todos los lunes y miércoles en punto de las 9 de la noche.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *